Los idiotas vuelan.. ¿Verdad?.

Pov Alan.

Alan no era un santo, y eso lo sabia más que nadie era un maldito descarado si se lo proponía, pero simplemente asi no era él. Alan a pesar de que tenia fama de rompecorazones no se consideraba como uno, le gustaba pasar el rato con alguien que llamará su atención, pero no andaba de flor en flor ilusionando a las personas que quizás no tendría la oportunidad de estar con él. ¡Y ojo!. No era que se creía la última soda en el desierto del Sahara solo que no le gustaba comprometerse, pero desde que habia conocido a Leah por primera vez quiso hacer algo correcto pero al parecer aparenta ser un "Mujeriego" le iba mejor que cuando intentaba buscar algo serio. Alzó la ceja al escuchar las palabras de Santiago y ahi estaba su dolor de trasero combinado con una diarrea interminable por comer algo de la porquería que vendían en la cafetería de la universidad, se cruzó de brazos al escuchar sus palabras a lo que su "Enemigo" extendió su mano esperando que le entregará su teléfono. Era idiota pero no tanto a como el pensaba.

— No sé de que demonios me estas hablando. — Respondió con aburrimiento Alan, queria ver hasta que parte sabia acerca de la foto. — ¿Acaso quieres que te mande mi pack en ropa interior o desnudo?. — Preguntó con burla y sonrió de lado al ver la molestia en sus ojos. — ¡Lo siento pero no eres mi tipo!.

— ¡Estúpido engreído!. — Vociferó Santiago. — Sé que tú y el romeo de quinta de tu amigo me tomaron esa m*****a foto el dia de la fiesta de Ricky y quiero que la borres, ¿Acaso no tienes miedo de lo que te pueda pasar?.

— ¿Me estas amenzando enfrente de mi casa?. — Bufó serio Alan. — Te puedo acusar por injurias y calumnias al igual que por amenazas, mi papá trabaja en la policia además que me vi todas las temporadas de "La ley y el orden" asi que conozco mis derechos y pienso usarlo en tú contra. — Alan sonrió y se acercó a Santiago. — Supongamos que yo tengo la foto, ¿Acaso no te parece increíble que te tenga como mi perra?. — Alan observó la tensión en los ojos de Santiago. — ¿Cómo seria la reacción de Leah al ver a su novio besando a la facilona de la universidad?, ni yo que soy la puteria en persona me besaría con ella, al saber cuantas pollas chupó antes de besarte. — Alan mordió sus labios al ver como se limpiaba la boca, en eso tomó el cuello de la camisa de Santiago y lo encaró. — ¿Quién te dijo lo de la foto?, si no hablas haré que te comas tus propias bolas. ¡Contesta cobarde!.

Santiago temblo al escuchar las amenezas de Alan, ahora el entendía porque lo habia apodado como el príncipe gélido, por sus expresiones carente de emociones.

— ¡Fue Ricky!. — Respondió alterado. — El me dijo que el idiota de Max lo habia tomado. — Sé soltó de su agarre. — También se que te gusta mi novia. — Santiago bufó al ver la sorpresa en sus ojos. — Leah, es mi novia y ella jamás estaría contigo, ahorita te sientes en la gloria porque tienes eso para hundirme pero en la universidad tienes muchas personas que saben cosas de ti, asi que cuidate principe porque tú tiempo de gloria se irán a la basura junto contigo.

Alan observó la espalda ancha de Santiago mientras se alejaba, quiso tirarle una piedra pero seria estúpido, además no queria dormir en una celda. Entró a su casa y encendió su computadora le puso el código a la misma y vio la foto que estaba en una de sus carpetas, Alan le importaba un comino saber que habia gente que lo odiaba por su forma de ser, lo que realmente lo asustaba era la forma en la que podia usarlo en contra de él, y que quizás arruinaría la posible relación que tuviera con Leah. Porque a pesar de que su novio era un mojigato habia una probabilidad que ella le perdonará su infidelidad, ¿Y a él quién lo perdonaba por sus errores?. Alan suspiro con fastidio, paso la siguiente foto y vio la sonrisa de Leah en ella, una vez que la habia tomado distraída en el salón de clase.

— ¿Porqué me tuviste que gustar tú?. 

(.......)

Alan estaba ensimismado en sus propios pensamientos que habia ignorado a Leah en casi toda la lección que se habia tomado la molestia en enseñarle. Leah jaló una de sus mejillas para despertarlo escuchando los quejidos de Alan, rio en voz alta al verlo haciendo pucheros como niño, Leah acarició su mejilla y le dió un beso en la mejilla. Alan la miró fijamente mientras su boca habia quedado abierta de la impresión, esperaba otro Jalón pero no un beso. Leah puso una gomita en su boca y guardó su libro.

— Veo que hoy no estas de humor, asi que mejor tomemos un descanso y mañana volvemos estudiar, ¿Qué dices?. — Preguntó Leah con una suave sonrisa, Alan se quedó en blanco al ver su sonrisa. — ¿Tengo algo en la cara que me quedas viendo?.

— ¡Todo en ti es perfecto!. — Respondió Alan con sinceridad, Leah se sonrojó y se cubrió la boca con uno de sus libros, en ese momento entró otra vez en estado de lucidez y se dio cuenta de las palabras que habia dicho pero ya era imposible decir otra cosa, porque ya ambos estaban rojos. — ¿Te gustaría ir al parque del nuevo?.

Leah negó con pena. 

— Hoy ire a ver una pelicula con Santiago, ha estado emocionado por semanas y le prometí que estaría con el. ¡Perdón!. — Se disculpó Leah. — Podemos ir mañana después de la última clase de Filosofía, ¿Qué dices?.

— No necesitas compensarme, podemos ir otro día. — Alan se encongio de hombro y guardó sus cuadernos en su bolso. — Espero que disfrutes la película, bonita. — Besó su frente.

Alan empezó a caminar hacia la salida cuando alguien lo tomó de la mano, se dio la vuelta y vio el rostro sudado de Leah, habia corrido desde la biblioteca hasta la salida, la miró confundido y espero que ella recuperará el aliento.

— ¡Quiero ir contigo!. — Respondió aún agitada. — Esa película estára una semana más, quiero ir a un lado contigo, ¿Qué dices casanova?.

— ¡Me encantaría!.

(.......)

Alan miró el bongin y el puente asutado, Leah sonrió emocionada como si estuviera viendo el mejor premio o alguna otra cosa, Leah se acercó alguno de los instructores y se colocó el equipo necesario para saltar, le hizo señas a Alan para que se acercará, inmediatamente nego.

— Si quieres morir descuida le diré a todas las personas que eras una gran chica, loca pero eres la mejor chica que he conocido en mi vida. — Habló asustado Alan al ver la altura.

— Dijiste que me acompañarías ahora no me puedes dejar sola, además esto es algo que solo a ti le estoy compartiendo, si quieres toma mi mano o grita mientras te lanzas. — Sonrió emocionada. — ¿Te animás Alan?.

— Pensé que iríamos a otro lado, si me hubieras dicho que era a saltar de un puente solo con la ayuda de una cuerda de pésima calidad, te hubiese comprado miles de boletos para que vieras la pelicula.

Leah puso los ojos en blancos y llamó a uno de los instructores, Alan la miró extrañado al ver la sonrisa maliciosa el hombre lo sostuvo y le puso el equipo, Alan maldijo a Leah y a todo los trabajadores. Leah tomo su mano y se acercaron al lugar donde se lanzaría.

— ¿Estás listo para sentir la mejor adrenalina de tu vida?. — Preguntó Leah ansiosa por lanzarse al vacio.

— Antes que nada quiero que sepas que te odio con todo mi ser, y que sí muero y tú quedas viva todas las noches te atormentare. — Respondió nervioso Alan.

Ambos se lanzaron y escucho el gritó eufórico de Leah, abrió  los ojos de par en par y vio casi directamente los peces que habían en el rio, volvieron a su lugar y abrazó con miedo a Leah quién reía carcajada. En ese momento Alan pensó que era mejor haberle dicho que le tenia horror a las alturas. Comieron un helado y la dejó en la parada de autobuses como la última vez, Leah beso su mejilla y sonrió al subirse al bus.

— Creo que me estoy enamorando. 

(.........)

Leah ignoró las llamadas de su novio y sonrió al ver la foto de Alan con el equipo, le parecia adorable ver el miedo en sus ojos, todo este tiempo habia tenido un mal concepto de él. Dejó su teléfono aún lado de su cama cuando volvio a sonar su teléfono, abrió el mensaje pero esta vez era de  un número desconocido.

— Elige, ¿Quién te gusta Alan o Santiago?, espero tú repuesta ya que de ello depende a quién le voy hacer la vida miserable.

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