El pecador la quiere para él.

Pov Max

Una semanas después.

Max estaba loco y eso lamentablemente todo el mundo lo sabia, y hasta él pero cuando ese atolondrado casanova se le metía algo en la cabeza no habia poder humano que le quitará una idea de la misma, algunas veces le encantaría tener ese mismo empeño en los estudios, pero a veces la vida no es como uno quiere. Habia pasado una semana desde que habia conocido a su ángel con cabello de salsa de tomate, no sabia si le gustaba o estaba enamorado de ella, pero si queria llegar algo más allá de una posible amistad, la queria conocer de todas las formas posibles, pero obviamente la que más le gustaba era de forma anatómica. Pero la loca de su mamá no le permitía ni siquiera pasar por su casa porque siempre lo miraba con odio en los ojos. Max la deseaba y ella seria suya aún si tuviera que vestirse igual de ridículo que su futura suegra. Max observó hacia todos los lados mientras algunas personas lo miraban extrañado, no era muy buenos con las direcciones a penas dura sabia usar el "Waze" o "G****e maps" para no perderse de caminó a su casa, tocó el hombro de una joven quién abrió los ojos al verlo, hasta el se asustaba de su propia belleza.

— Hola. — Sonrió con coquetería. — Soy nuevo en esta universidad y veras estoy buscando la facultad de psicología, ¿Me podrias llevar linda?. — Max habló de forma sexy casi haciendo chillar a la chica y a sus amigas quién se golpeaba el hombro para llamar su atención. — Y que mejor que tener la compañia de tres hermosas mujeres.

— ¡Claro que te llevamos!. — Habló chica emocionada. — Yo soy de esa facultad, ¿Buscas a alguien en específico?.

— Su nombre es Dalisis no se su apellido y menos el año donde ella puede estar, lo que pasa es que ella me debe dinero.

— Dalisis casi no habla con nadie, pero es muy agradable creo que esta en el salón para su siguiente clase, si quieres te llevamos, sigueme guapo. — Le guiñó el ojo la chica.

Max siguió a las chicas mientras le alardeaba de algunas cosas, la chica con cabello de maruchan abrió la puerta y vio a Dalisis leyendo un libro, por una extraña razón sintió pena por ella porque estaba sola, los otros compañeros estaban hablando entre ellos mientras que ella se perdía entre su libro que con solo ver el grueso ya tenia migraña. Max entró al salón ganándose la mirada de algunos curiosos por ver alguien no conocido, Dalisis ni se habia percatado de la presencia del pelinegro, Max bufó y besó su mejilla sorprendiendo a la chica.

— ¿Qué demonios haces aqui?. — Preguntó nerviosa al verlo. — Es mejor que te vayas, dentro de unos minutos empezará mi clase.

Max se limpió la oreja con su dedo ignorando sus palabras, tomó su bolso al igual que su mano, Dalisis hizo todo el esfuerzo por no seguirlo pero el condanado tenia más fuerza que ella, las chicas que habia llevado a Max al salón se quedaron en blanco al ver la escena. Max se acercó a una de las chicas y besó su boca de manera rápida mientras le guiñaba el ojo. Max era un completo descarado y sinvergüenza y amaba ser de esa manera. Dalisis siguió a Max quién cargaba su bolso y la llevaba hacia dónde había aparcado su moto.

— ¡Basta Max!. — Habló seria Dalisis al ver que el no decia nada. — A mi me gustaria salir, pero en otro momento además no es bueno escaparse de la universidad, nunca lo he hecho además, ¿Y si dan un tema nuevo el profesor y luego no entiendo?. — Preguntó asustada. — Gracias por venir a verme, pero mejor me voy.

Antes que Dalisis se diera la vuelta Max la tomó de la mano y la apretó con suavidad, ni el sabia porque lo habia hecho pero realmente queria pasar una tarde con ella.

— Una semana. — Susurro en voz baja, Dalisis frunció el ceño al no entender las palabras de Max. — Llevo una semana sin verte, enserio quiero conocerte, ¿Me dejas hacerlo solo por hoy?.

Dalisis tomó el casco y solo puso en la cabeza para luego sonreir.

— Solo espero que sepas manejar bien esta moto, porque no quiero salir en las noticias de la noche por tu culpa.

— Eso no pasará linda, y asi si fuera ambos seremos las estrellas de la noche.

(.......)

Dalisis jamás habia entrado a un billar, el olor a humo la hizo toser no estaba acostumbrada a visitar lugares de esa calaña, observó a Max quiens se movía con tanta familiaridad cómo si conociera el lugar como la palma de la mano,  lo tomó de la chaqueta del nervio al ver gente de mal aspecto, Max río en voz baja al verla tan asustada, le entregó un palo de billar a lo que ella arqueó la ceja.

— Hoy vamos a jugar billar, pero para hacerlo más interesante el que pierda tendra que responder una pregunta y el que gané el juego hará lo que el otro quiera, ¿Qué dices? o ¿Tienes miedo pequeño ángel?. — Preguntó con burla Max, Dalisis tomó el palo y se colocó en la mesa para empezar a jugar. — Me gusta el valor que tienes.

Dalisis falló en el primer intento y golpeó el suelo molesta, Max sonrió y bebió un trago de su cerveza.

— ¿Hace cuanto fue tú última relación amorosa?. — Preguntó curiosidad. 

— Yo nunca he tenido un novio. — Respondió con sinceridad.

Max se equivocó en su tiró haciendo reír a Dalisis, quién apunto a una de las bolas con efectividad, Max se sorprendió al ver lo rápido que habia aprendido.

— ¿Nunca has tenido novio o sea es enserio?. — Max estaba sorprendido era como ver el unicornio que salia en Phineas y Ferb, algo fuera de este mundo y quizás de la galaxia. — Dime que solo respondiste eso para que fallará, porque si es asi no es justo Dalisis.

Dalisis tomó un trago de su cerveza y arrugó la cara, aún no le gustaba el sabor de la misma.

— Mi mamá nunca me dejó que  me acercara a un hombre, por eso me parecio extraño que te dejará entrar a nuestra casa, probablemente necesitaba la ayuda del sexo opuesto. — Sé encongio de hombro Dalisis. — Cada vez que me gustaba alguien ella se daba cuenta y me daba el sermón de los preservativo y los bebés desde que tenia doce años, se más de manternidad que cualquier obstetra o ginecólogo.

— ¿Has pensado seriamente mandar a una clínica de salud mental a tu mamá?. — Preguntó Max a lo que Dalisis solo esbozo una sonrisa. — Tambien hay que enseñarle como vestir más cómo persona no como tapete del baño. — Sonrió y Dalisis siguio jugando. — ¿Porque ella es asi?, ¿Y dónde está tu papá?.

— Se supone que se trataba que cada vez que perdieras y me estas haciendo muchas preguntas, ¡Eres un tramposo Casanova!. — Hizo un puchero, Dalisis observó las bolas y suspiro. — Mi mamá era una persona en lo que cabía la palabra normal, ella nació en un hogar muy estricto. — Sé acomodó el cabello en una trenza.  — Una vez me cobró que mi tia era la adoración de mis abuelos, tenia las mejores calificaciones y habia ganado una beca para ir estudiar medicina en la Florida, pero salió embarazada y eso decepcióno a mis abuelos, asi que le dieron la espalda y ella se fue. Después se volvieron muy sobreprotectores con mi mamá a tal punto que quisieron mandarla a Italia para que fuera monja pero mi mamá se enamoró de mi papá y desistió en la idea. — Dalisis sonrió con tristeza. — Cuando tenia diez años mi papá besó mi mejilla y dijo que buscaría trabajo, han pasado diez años y el no ha regresado, eso creo mucho odio en mi mamá y por eso me cuida tanto que no quiere que cometa los mismo errores, por eso creo que es asi.

Max se quedó en silencio no sabia que decir y por primer vez no dijo nada estúpido, terminaron de jugar y tomó la mano de Dalisis.

— Al final y no veo como, me ganaste el juego ¿Cuál es mi castigo?. — Sonrió Max con picardía, Dalisis puso una mano en sus labios y sonrio con ternura.

— Quiero que tu me des mi primer beso. — Respondió con inocencia Dalisis, Max abrió los ojos ante la propuesta.

— Con gusto lo haré.

Era la primera vez que el besaba alguien con ternura, a pesar de la torpeza en los labios de Dalisis disfrutó el beso, se separo de sus labios y vio el sonrojó en sus mejillas besándola nuevamente pero esta vez ella si correspondio correctamente el beso. Max la dejó enfrente de su casa y besó sus labios, Dalisis sonrió y se despidió de el, en eso alguien le echo agua en todo el cuerpo buscó a la persona y vio a la vieja loca.

— Esto será el inicio de tus dolores lucifer.

— Pues yo encantado de llevarla al infierno conmigo, después de todo su hija me gusta. — Max encendió la moto y se fue a su casa.

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