Capítulo 36. La frustración de los príncipes (2da parte)
Por su parte, Eber estaba vigilando la casa abandonada. En verdad parecía deshabitada de lejos pero, repentinamente, creyó ver a alguien asomándose por la ventana, como si se tratara de una persona capturada intentando escapar.
- Puede que mi vista me engañe, pero hay alguien ahí – le dijo Eber a Van, que era uno de sus soldados extras.
- No es por contradecirlo, su alteza – le dijo Van – pero el oficial a cargo ya mandó a sus guardias a que inspecciones esta casa. No encontraron nada.
- Igual no hay que descontar que tengan alguna trampilla en el subterráneo – insistió Eber - ¿O acaso olvidaste de nuestra experiencia en el ducado de Celeste?
Tanto Van y Rojo, como los escoltas del príncipe pelirrojo, se colocaron en distintos puntos, preparando sus rifles para acertar a cualquier sospechoso.
Un poco después, Eber vio a Brett a lo lejos. Pero en lugar de acercarse, permaneció a una larga distancia. Eber recibió un mensaje de su hermano mayor diciéndole:
- ¿Dónde están Zlatan y U