Ahora si he perdido cara ante mi manada, porque claro ver a su Alfa correr como niño pequeño mientras una anciana le grita que lo va a azotar con un látigo impregnado en agua bendita, claro soy un híbrido pero el agua bendita me produce quemaduras.
-¡Vuelve acá jovencito! ¡te voy a dar tu lección!
- ¡Nana, espera al menos déjame decirle a Alessa que le heredo mis bienes! – y acelero mi paso porque sé que mi abuela me va a matar…ok hasta acá llegaron mis quinientos años de vida
Y mientras corro por mi vida como desposeído, miro hacia donde están mis soldados y Alessa y al menos ella está sonriendo, no es un mar de lágrimas…bien podré morir contento.
En un momento siento como soy elevado como una muñeca y arrojando contra un árbol, mi nana tiene fuerza.
-¡Más te vale responder, jovencito!
- ¿Al…al menos puedo acomodarme los huesos rotos?
- ¡Gabriel!
-Ya…ya nana…estuviste a punto de matarme, ten compasión
- ¡¿Compasión, acaso tú la tuviste por mi niña?!
Levanto la mirada apenas y veo a A