Willow…
Adrian volvió a entrar en la habitación y me levantó en sus brazos. Mis ojos se abrieron de par en par cuando la cama se hizo visible. Esto estaba ocurriendo otra vez. Me puso sobre mis tambaleantes pies y me aferré a él para apoyarme. Cuando juntó mis labios con los suyos, solté un grito ahogado mientras me llevaba lentamente a la cama. Me empujó sobre la cama y caí de espaldas.
Su pene bombeaba arriba y abajo mientras yo observaba ansiosa, aumentando la humedad de mi núcleo. Una vez más, se inclinó sobre mí, rozó su miembro arqueado entre mis muslos y me violó.
Se llevó un bocado de mis pechos, chupando con fuerza y entonces un gemido escapó de mis labios. Su mano trabajó en el otro pecho, pellizcando y tirando con fuerza. Ahora me retorcía en la cama, me agarraba a las sábanas y experimentaba una sensación que me producía escalofríos.
“¿Sabes cuánto me gusta hacerte feliz?”, murmuró mientras devoraba mis pezones hinchados.
“Sí”, gemí.
“Creo que quiero demostrártelo to