Los Designios de Oscuridad - Libro 2. Un Mundo de Sombras
Los Designios de Oscuridad - Libro 2. Un Mundo de Sombras
Por: Kassfinol
Capítulo 1 Joss

Los humanos dicen que lo que pasa siempre es lo mejor; nosotros, las sombras, no creemos eso.

—Hace alrededor de dos semanas, empezó de forma oficial la séptima era sombra... ¿qué haremos? —preguntó Marcos, sentándose a mi lado.

En mí solo abundaba la indiferencia y una apatía enorme. Tampoco deseaba sentir el mal sentimiento, pero observando mi comportamiento era fácil recordar esa actitud porque a la hora de la verdad, yo no podía sentir nada.

—¡Qué no haremos, querrás decir! Estamos en plena guerra, con reyes nuevos y todos dispersos... se supone que por algún lugar tenemos que comenzar para remediar un poco este desastre —Ricardo estaba más analítico que nunca o más reiterativo.

Había escuchado ciento de veces la misma cantaleta, las mismas preocupaciones, las incomodidades y desconciertos y aún Rut y la Reina no habían tomado una decisión... claro, entendía que en estos momentos era un poco más importante estar entre las piernas de Julie, recuperando el tiempo perdido... sííí... sííí, se le puede entender si nos inclinamos a esa teoría.

—¡¿Y tú qué?! ¡¿No vas a decir nada?! —exigió Marcos, mirándome con mala cara.

—¡Claro que no! Estoy aquí por obligación, preferiría estar solo sin tener a nadie a quién escuchar —le contesté sonriendo con la intención de sacarlo de quicio.

—Pienso que a ti la Diosa Oscuridad en vez de quitarte la capacidad de sentir, creo que te aumentó lo hijo de puta —Marcos últimamente estaba tan absorto con los conocimientos que al parecer vivía con un eterno mal humor y conforme pasaban los días lo vociferaba más o lo dejaba más en evidencia.

—Déjame decirte que creo que sí tienes razón, aunque difiero un poco, supongo que hizo ambas cosas... saben qué... me largo de aquí, no perderé más mi tiempo eterno con ustedes.

—Quédate, el rey Rut está por llegar —insistió Ricardo, que se encontraba sentado frente a mí.

—¿¡Qué!? ¿Cómo ayer? No me jodas, ayer dijo que vendría y nos dejó esperando como tontos... puede que sea el Rey, pero sigue siendo igual de irresponsable, un egoísta que siempre cree tener la razón y nada más se enfoca en lo que quiere la Reina o él mismo... ya me fastidié de esto —solté sin decoro, no me interesaba que se lo repitieran a los reyes más adelante, no tenía nada que ocultar.

—¿Qué yo qué? —preguntó Rut, entrado al despacho; me sonreía de forma amplia, emitía más soberbia que sus propios aires de grandeza que siempre lo acompañaban.

—Ay, no te hagas, ya me oíste, no disimules de que no escuchaste —respondí con el ceño fruncido y subiendo y bajando mis hombros en modo de indiferencia. Al final, coloqué mis manos sobre la mesa. Tenerlas a ellas y a Rut de frente me traía malos recuerdos, aunque ante el hecho, en estos momentos no sentía nada.

—Te exigiría más respeto, pero lo que pienses de mí en realidad no me interesa.

—Como era de esperarse —intervino Ricardo—. Al Rey no le importará lo que piense un lujurioso desubicado que no siente nada —era un chiste cruel hacia mí.

Marcos soltó una carcajada ante el comentario. No recordaba la última vez, en estos días, en que lo había escuchado reír de esa forma tan espontánea.

—¡Váyanse a la m****a! —los insulté, si me golpeaban o arrancaban los brazos por la ofensa, en realidad me daba igual.

—Lo siento, pero creo que no te das cuenta de que ya estamos allí y nos encontramos bien embarrados —concluyó Rut, mientras se sentaba en la silla principal de la gran mesa. Todos guardamos silencio ya que el tono usado por él fue autoritario... y que me lleve la Diosa Oscuridad y me entierre en el infierno, debía respetar al hombre que tenía enfrente ya que era el Rey de la raza sobrenatural más letal jamás creada.

—Mi Rey, ¿qué haremos? ¿Cuáles serán los pasos a seguir? —Marcos, como era de esperarse, fue el primero en preguntar.

—Antes de que le diga cualquier cosa, necesito que me apoyen en todo, son el equipo más importante, por no decir el único de sombras en el que puedo confiar plenamente y requiero de sus servicios y de su lealtad... lo aquí dicho, será debidamente discutido, solo por nosotros, no permitiré que el juzgado intervenga, por años ellos han sido los que han aconsejado y ayudado a los Reyes y miren a dónde nos han llevado... ahora se necesitan decisiones concisas, fuertes, sin doblegar en ningún punto... Vamos a tomar el control de la situación y confío en que saldremos bien parados de todo esto.

—¿Nos estás pidiendo lealtad plena a tus decisiones y a las tomadas por la Reina? —preguntó Marcos un poco alterado, levantándose de la silla. Era lógico, él siempre se apegaba a todos los protocolos y reglas. Ante lo escuchado, ni me inmuté, me daba muy igual todo. Ricardo, por su parte, se veía muy pensativo y con el simple hecho de que él pensara, para mí era como ver una buena proyección... pocas veces se veía a este individuo en silencio y tan adentrado en su mundo.

—¡Si, exactamente eso es lo que les estoy pidiendo! Si estás en contra, mira, ahí está la puerta —señaló la salida. Se veía muy seguro de lo que hacía. Marcos no tuvo más remedio que sentarse de nuevo en su silla—. Eso mismo supuse que harías... miren, no es necesario que crean en mi criterio, sé que no soy mucho de fiar, porque soy egoísta y defiendo siempre mis pensamientos y manera de actuar, pero estas decisiones no las tomé solo, las decidí con la Reina; nos tomamos varios días para evaluar todo, tanto los pro como los contra y así llegar  a tomar las mejores ideas y buscar la forma de aplicarlas... fue por eso que ayer los dejé esperando... nos faltaban cosas por discutir —miró hacia mí con aire de autosuficiencia. En respuesta, alcé una ceja y no le solté la mirada, no me interesaban sus excusas ante mi último discurso contra él.

—Julie es una dama inteligente y confío en su criterio, tú eres muchas veces poco práctico, pero se notan los resultados cuando decides algo —Ricardo se observaba claro y fue muy directo con sus palabras, había mucha seguridad en él—. Si ambos me piden que vaya en contra de mis principios, lo haré.

Y ahí se fue todo a la m****a... este hombre parece que la inteligencia la tiene en el culo, sencillamente tiene fe ciega en Rut y Julie.

—Gracias, tú siempre me has apoyado, eres un guerrero muy leal —la sonrisa sincera de Rut hizo sonreír a Ricardo.

—Solo espero que todo aquello que hayan decidido no empeore la decisión actual —contestó Marcos, a pesar de que no se fue cuando Rut se lo pidió, ahora se veía por completo convencido o resignado ante las palabras del Rey.

—Nada nos podría en una peor situación de la que nos encontramos... estamos siendo asesinados por Licht y humanos, además los que quedamos vivimos ahora dispersos, nuestra sede principal fue destruida, asesinaron a los últimos reyes y peor aún... quedamos en el poder dos jovencitos... sí... sí... para serte franco todo esto es una gran m****a existencial, lo tenemos muy en claro, pero de nada vale quejarnos, debemos buscar entre todos la forma de salir de esta difícil situación y Julie y yo tenemos los medios.

—Entonces comienza a hablar, me interesa saber cómo sacarás a las sombras bien paradas de todo esto... si el último reinado no logró mucho en una guerra que a penas y comenzaba a ser tan destructiva y descarada antes los ojos de ambas razas, me da curiosidad saber cómo actuarás cuando en estos momentos la misma está declarada al cien por ciento —Marcos tenía un buen punto.

—Aquí lo tengo todo anotado, vamos a dividirlos entre todos y en conjunto veremos todas las situaciones posibles para que siempre vayamos delante de cualquier evento que nos pueda perjudicar —Rut sacó unas carpetas y nos las entregó—. Lo hicimos todo a mano, esta información solo la tendremos nosotros —nos dio una a cada uno, la hojeé y vi que tenía varias hojas y muchas oraciones que no deseaba leer, mejor esperaba a que ellos las empezaran a discutir.

Por unos minutos, simulé estar leyendo, los demás sí estaban concentrados en la lectura, mientras que Rut los observaba con preocupación reflejada en su rostro. Luego de lo que me parecieron diez minutos, el Rey rompió el silencio.

—Díganme, ¿qué opinan de lo ahí escrito? —todos nos miramos las caras en espera de que uno se atreviera a responder—. Joss, empieza tú, me interesa saber tu fría y desinteresada opinión —me alentó, pero en respuesta solté un bufido mientras fruncía el ceño.

—No lo leí, no me interesa nada en lo más mínimo, accederé a lo que decidan y listo... ¿crees que me importa algo? ¡No! Y hoy no creo que empiece a hacerlo.

—Perfecto, me lo imaginé, aunque al menos sé que cuento contigo; por ello te dejé el área de entrenamiento de las mujeres de nuestra raza, Julie piensa que no es correcto que las mujeres sombra no sepan defenderse como es debido, sobre todo las de la realeza, lo ideal es que todos por igual entrenen para luchar sin ningún tipo de distinción y no será un hecho opcional... hemos decidido que todas se ejercitaran y aprenderán de forma obligatoria. —Rut sonreía mirándome a los ojos, muy seguro de lo que decía.

—¿Pretendes que organice a esas mujeres para que aprendan a luchar? En otro momento me habría encantado estar en la cercanía de tantas féminas, pero actualmente no es el caso, no me provoca proporcionarles conocimientos a nadie más; de hecho, hasta a mí mismo me cuesta entrenar.

—No me interesa lo que pienses o quieras, ni mucho menos si te sientes cómodo o no, harás lo que se te pide y listo, si no allí está la puerta.

Ohhh, segunda vez que intenta botar a alguien del grupo.

—No me iré, en primer lugar, porque pretendo buscar la forma de liberarme de esta maldición... así que te aclaro que me quedo contigo por obligación y porque eres el Rey, no me queda de otra, no es que me encuentre muy feliz con toda esta situación.

—Sí te entiendo y tampoco me aflige tu sinceridad... entonces que no se hable más, cuando te provoque o en el trascurso del día ponte a leer la información entregada, tienes mi autorización para tomar las decisiones que creas convenientes para informar, programar y cuidar de que los entrenamientos se cumplan al pie de la letra. Necesitamos resultados y que se vean en poco tiempo, no estoy dispuesto a seguir viendo como mi gente es cazada y asesinada en mano de los Licht.

—¿Me puedo ir? —contesté, no era conveniente quedarme, no deseaba que me otorgaran nuevas responsabilidades.

—Una pregunta —intervino Ricardo— ¿Él se va a encargar de entrenar a las medio sombras? Ya sabes... a Gaby, Andrea y Miriam; si es así, me apunto para ayudarlo.

—Deja lo puto Ricardo, yo puedo con funciones mínimas como estas —repliqué con desdén, este estaba peor que en mis tiempos, no perdía la oportunidad para relacionarse con una mujer. Rut sonrió y reprimió una carcajada.

—No me molestaría que lo ayudaras, pero entiende que no puedes estar en las mismas andanzas de siempre, recuerda la maldición de la Diosa Oscuridad —replicó Rut. Ricardo asintió incómodo, no me extrañaba que hubiera olvidado su nueva condición... esa de ser hombre de una sola mujer.

—Ahora que lo mencionas, que no habíamos tenido la oportunidad de tocar bien el tema, ¿tienes alguna idea de cuál será el designio de la Diosa Oscuridad al maldecirlos de esa forma a todos ustedes? —Marcos estaba muy serio y eso no me extrañaba, aunque ni siquiera entendía el por qué se preocupaba, si más bien él había sido bendecido por nuestra creadora.

—No tengo idea y tampoco he pensado en eso; desde que pasó lo que pasó, la Reina y yo solo nos hemos enfocado en eso que tienen en las manos... cualquier cosa referente a las distintas maldiciones deben averiguarlo ustedes mismos, por mi parte, y basados en mi maldición, me he enfocado en que ninguna sombra y en lo más mínimo... ningún humano muera... ya saben, no deseo perder a nadie que me importe, ya fue suficiente con lo que pasó con mis hermanas.

Ahh, con razón planificó todo tan bien, era de esperare que Rut solo pensara en él.

—Debo cuidar mi comportamiento, no quiero más consecuencias negativas en mi vida —le contestó Ricardo, mirándome, reflejando cierta lastima.

Claro el puto que no siente nada, ¿qué puede ser peor que eso?

—¡No seas idiota! No siento nada, pero tampoco es que estoy ciego... deja de verme con esa cara de lastima —le saqué el dedo corazón mientras le respondía.

—Debieron más bien arrancarte la lengua y que no se te regenerara jamás —afirmó Marcos, sonriéndome con cierto matiz irónico en su voz.

—Tienes razón Marcos, pobre de esas mujeres, ahora deberán soportar a un hombre que no siente, sumándole a eso alguien que es pedante y muy mal hablado al expresarse.

—Creo que empiezo a sentir unas ínfulas gigantes de patearte el trasero —contesté mirándolo con mala cara, fingiendo molestia, pero sabía que se merecía esas palabras.

Desde que la Diosa Oscuridad me había maldecido hace algunas semanas mi vida era un completo vacío, actuaba, hablaba y reaccionaba por inercia, todo era una apatía enorme y sin sentido... hasta que alguien me mencionaba que debía proteger o cuidar de un humano, en ese momento todo en mi reaccionaba y sentía ganas de luchar, entrenar y de cuidarlos... y en cierta forma eso me gustaba porque era la única forma que tenía para sentirme vivo... de resto, tenía los mismos sentimientos que un maldito vegetal.

—Dejen su drama existencial, si es para cuidar a los humanos y al mismo tiempo salimos beneficiados estoy encantado de poder ayudar —el sarcasmo fue bien inyectado en cada palabra, era un hecho que en el trayecto los humanos como máximo serían inhabilitados, pero hasta el momento era la única manera viable en que ambas razas salieran de toda esta situación con los menores daños o pérdidas posibles.

—No me como tu cuento, pero al menos te aplicas al tema, comprendes lo que debemos hacer de ahora en adelante —respondió Rut, enfocando la mirada y hojeando sus papeles.

—Es mi deber, ya luego veré que sale de todo esto... no es que me importe, es solo que no me queda de otra.

—Los designios de Oscuridad jamás han sido claros, pero por lo que veo tiene todo organizado para nosotros —dijo Ricardo, acomodándose en contra del espaldar de la silla.

—Creo más bien que durante siglos ella no sabía lo que quería y al final se decidió y nosotros ayudaremos a que se cumpla sus deseos... ya saben, arreglar el desastre hasta ahora desarrollados —Rut musitaba como si con eso pudiera evitar que la Diosa lo escuchara.

Asentí. Estaba convencido que algo así era lo que en realidad ocurría con toda esta problemática, porque muchas cosas no nos quedaban muy claras; éramos una raza letal y fuerte, pero vivíamos al margen de la realidad humana... coexistíamos perseguidos por ellos y a la vez estábamos obligados a seguir protegiéndolos. ¿En qué momento todo se volvió en contra de nosotros? ¿Fue por la leyenda del príncipe de los dos mundos? Lo dudo, aquí hay otros elementos que aún no conocemos y sería de ayuda que estuviéramos enterados, eso le daría un verdadero sentido a nuestra existencia.

Es insólito que por siglos nadie se hubiera planteado esas interrogantes y que siguieran las reglas planteadas de comportamiento sin cuestionárselas aun y cuando nos hundían en una miserable situación de constante sobrevivencia y un mal vivir... ser una sombra era un problema, más que una satisfacción en este siglo... y esperaba que esa situación cambiara cuanto antes.

—Eres inteligente y con esto que expresas en estos documentos vendrán cambios, serán radicales y creo que con eso lográremos modificar nuestra miserable manera de vivir —Ricardo estaba serio y muy claro en lo que decía, se veía complacido con lo planteado en el papel que tenía en su mano.

—Gracias de nuevo por tu apoyo, Ricardo.

—Esto traerá una disputa entre nuestra propia gente, muchos no estarán de acuerdo —Marcos hablaba de forma diplomática.

—Para eso estás tú... pensé que serías muy bueno persuadiendo a los demás de que hacemos lo correcto, creo que tienes poder de convencimiento... Julie se reunirá contigo para ayudarte a relacionarte y para que los convenzas, ya los demás lo harán por obligación... sí o sí actuarán acorde a nuestros planes; no es algo que se pueda debatir —hizo silencio y se pasó la mano por su negro cabello, tomó airé y continuó—. Quiero, de hecho, queremos que la mayor cantidad de sombras se unan a nuestros propósitos sin ser forzados... necesitamos que estén la gran mayoría de acuerdo, ¿me explico?

—Sí y también entiendo que me encargaré como dice aquí de organizar y reubicar una nueva sede para que las sombras permanezcan unidas.

—Sí, Marcos, eso es correcto —él asintió y se levantó de la mesa, caminando hacia la puerta.

—¿Adónde vas? —continuó Rut.

—Voy a salir por esa puerta.

—¿A qué te refieres? ¿Nos dejas? ¿No ayudarás a tus reyes? —preguntó Rut, levantándose un poco alterado de la silla. Marcos detuvo su pausada caminata y dio la vuelta sonriendo.

—No creo que deba seguir sentado allí perdiendo mi valioso tiempo... sé que soy inmortal, pero nuestro pueblo necesita una guía, mantener de nuevo un sendero, por eso me voy, para empezar a organizarme y hablar lo antes posible con mi Reina.

—Gracias, Marcos —soltó Rut ya más relajado.

—No me las des, espero que todas estas medidas sean fructíferas para todos.

—Lo serán —contestó Rut, mientras que Marcos hacía una reverencia y continuó su camino hacia la gran puerta

—Ok, ya el perro más leal de este reino se fue... ¿qué otro punto nos falta tocar? —dije dejándome ver fastidiado.

—La caza de Licht y retomar cierto control sobre los humanos —contestó Rut convencido de sus palabras, fue en ese momento cuando sentí adrenalina, me habían mencionado a los humanos de forma directa y la sensación había sido inesperada... fue fugaz, pero reconfortante. Así era como la vida me demostraba que a pesar de todo y de los años vividos, todavía existían cosas que me sorprendían... y Rut tenía ese súper poder en sus manos.

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