A Rossana Regiés se le unía el cielo y la tierra cuando de dar malas noticias se trataba. Era una persona empática, después de todo, y disfrutaba poco del sufrimiento de los demás.
Incluso, del de Jared Cavalier.
Por eso, lo dejó comer en paz su dichoso sánduche de pollo en salsa verde y pan amantequillado, porque sabía que, si le entregaba lo que estaba a punto de poner en su mano, seguramente el Goodboy dejaría el platillo a medio comer.
Y a ella le habían enseñado que desperdiciar la comida era pecado.
Así que, para quemar tiempo, le hizo preguntas estúpidas del tipo “¿y cómo están los muchachos?”, como si a los dos les importara un rábano la vida de los hijos que no eran de ella. O, “¿por qué no has ido al gimnasio hoy?”, en referencia a un comentario que hizo Jared sobre tener que asisti