Capítulo 47
Sebastián se sentía muy inútil al lado de Jayda, sin hacer nada más que cogerle la mano y animarla a empujar, susurrándole palabras tranquilizadoras y alentadoras al oído.

Deseaba poder hacer más, deseaba poder acompañarla en el parto o quitarle de alguna manera todo el dolor que sentía. Ella estaba llorando y sufriendo mucho, y eso le rompía el corazón.

A Seb también se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se esforzó por contenerlas. Jayda se apoyaba en él y tenía que ser fuerte por ella.

"Puedo ver su cabeza, nena, sólo unos cuantos empujones más y estará con nosotros". Sebastián la animó, antes de depositar un beso en su rostro sudoroso.

"Puedes hacerlo Jayda, eres la mujer más fuerte que conozco". Añadió.

Otra lágrima rodó por la mejilla de Jayda antes de usar toda la fuerza que le quedaba para empujar con fuerza.

Y de pronto se escuchó el llanto de una niña lozana.

Jayda apoyó la cabeza en la almohada y lanzó un suspiro de alivio.

"Lo hiciste, mi amor, estoy muy orgullo
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