Capítulo 4

(Dylan Black)

Intento recuperar el aire que he perdido por el beso con Dayana.

Sostengo con gran fuerza el volante de mi auto, se perfectamente que si lo suelto subiré hasta su habitación y cometeré algo imperdonable.

Respiro algunas veces para calmar mi pulso, porque no solo me tengo que calmar yo, también debo calmar a Devraj.

– ¿Acaso eres idiota humano? Ella estaba dispuesta ante ti, sabía que debía tomar el control.

–Guarda silencio, sabes que eso no estuvo bien, fue un impulso de ambos.

–Tú y tus estúpidas ideas, ella ya estaba allí, nos besó ¿Qué más querías? Sube ahora mismo a su habitación.

Con todo el autocontrol que me quedaba, encendí el auto y comencé a conducir a la casa de manada.

–Devraj si subo a su habitación y la tomo como mía, solo la asustaría y no quiero eso, acepta que ella nos aceptó, y no se tal vez esta noche podamos hacer algo al respecto.

El lobo solo resoplo y no respondió nada, en el fondo muy pero muy en el fondo sabe que tengo razón.

Al estar más tranquilo, comencé a reír como un idiota, la chica no me rechazo, esta noche debo dar el siguiente paso.

Estacione el auto enfrente de la casa de la manada, baje muy feliz encontrándome a mi madre de camino a mi habitación.

–Madre, que hermosa estas esta tarde ¿Te has hecho algo nuevo en el cabello? Porque te ves radiante – le di un beso en la frente y me disponía a seguir con mi camino.

– ¿Te sientes bien? – la voz de mi madre detuvo mi camino.

–Es la primera vez que me siente tan bien.

–Claudia me comento que fuiste por el traje, con eso me queda en claro que decidiste cambiar de opinión con respecto a la fiesta – gracias Claudia por no decir nada, ella siempre me ha caído bien, es como una segunda madre para mí.

–Así es y esta noche vendrá con muchas cosas nuevas.

–Es bueno que aceptes tu destino con tanta madurez, te veo más tarde, tengo muchas cosas que arreglar.

Nuevamente bese la frente de mi madre y la vi irse mientras regañaba a unas chicas por no saber colocar unas flores.

Mi madre tiene una gran obsesión con que las cosas queden perfectas y por supuesto me lo tenía que heredar a mí.

Ahora que lo recordaba, mi traje lo había dejado en el auto, Dayana me estas afectando mucho.

Una vez en mi habitación con todo lo necesario para la fiesta de esta noche, no dejaba de ver la hora en mi celular.

¿Por qué un minuto parece una hora?

Debo buscar algo de distracción.

Y como caído del cielo, Matteo apareció por mi puerta.

¿Esperen? ¿Qué se cree este para entrar a mi habitación sin tocar?

–Así claro, puedes pasar a mi habitación como si fuera la tuya – le puse mala cara, si como si eso le importara un carajo.

–Gracias hermano, no era necesario el comentario, porque se perfectamente que soy muy bien recibido en tu habitación – y se dejó caer en el asiento bajo la ventana.

– ¿Qué se te perdió? – me deje caer en la orilla de mi cama, viendo una vez más la hora.

– ¿Nervioso por esta noche? – en su rostro no se reflejaba emoción alguna.

–Claro que no.

–Si humano y yo soy un lindo cachorrito – mencionó Devraj.

–A ti nadie te llamo pulgoso.

–Así que estamos de malas ¿Quieres que te ponga de buenas? Yo te puedo llevar hasta Dayana en un abrir y cerrar de ojos.

–Devraj tiene razón, no estás bien y sabes que quieres estar cerca de Dayana.

Odio admitirlo pero estos dos tienen razón, quiero tenerla entre mis brazos y hacerla mía una y otra vez.

Pero no lo sé los diré, pero muy aparte de eso, estoy algo nervioso porque la tendré que presentar y se los miles de problemas que eso me traerá.

Aunque ella estará a mi lado y sé que todo lo que se vendrá esta noche valdrá la pena.

–Estoy bien, no sé de qué hablan, iré por ella esta noche y la pasaremos increíble, tan increíble que no querrá irse nunca.

– ¿Quién no querrá irse nunca? – la voz de Valery se hizo presente en mi habitación.

–En verdad, debo ponerle un candado a esa puerta – me levante de la cama y arroje mi celular en ella.

–Tranquilo querido primo, sabes que de todos modos entraría – yo solo rodee los ojos – pero hice una pregunta y quiero una respuesta.

Ya la ignore obviamente, pero el idiota de Matteo no.

–Dylan está nervioso por la fiesta de esta noche y no solo por la fiesta, si no por Dayana.

– ¿Y quién es Dayana? – insistió, le iba a contestar que nadie, pero Matteo se adelantó.

–Nuestra futura Luna – vi a Matteo con mirada asesina – ¿Qué? ¿Acaso era un secreto?

Peine mi cabello con gran frustración, si fuera por Matteo, toda la manada ya supiera de mi hermoso ángel.

–Dylan, esto es increíble, por fin la encontraste, es como los humanos dice “Mejor tarde que nunca” así no tendré que soportar a Theresa nunca más.

En eso tenía razón, Theresa era muy interesada, no me sorprendería que fuera la primera en poner el grito en el cielo, pero ella lo sabía, sabia de esta pequeña posibilidad y estuvo de acuerdo desde un principio con ello.

–Si estoy de acuerdo contigo en eso, nadie de la manada Black tendrá que soportarla.

–Bien ¿Pero dónde está Dayana ahora mismo? ¿Cuál fue su reacción cuando supo que era tu Mate? ¿Tu madre ya lo sabe? ¿Qué dijo? – las preguntas de Valery me revolvieron el cerebro, no me dejaba tiempo para responder.

 –Dayana está en su hotel, Ella aun no lo sabe y mi madre tampoco no lo sabe, se los diré a ambas esta noche… mejor dicho, se los diré a todos esta noche.

– ¿Por qué no lo sabe? – se sentó delicadamente en un pequeño sofá junto a mi escritorio.

–Por qué ella es humana – una vez más mire mal a Matteo, soltó un gran suspiro – ¿Qué? Mi madre lo sabe, Claudia lo sabe, incluso las personas de la cafetería lo saben y puedo jurar que toda la manada lo sabe, a excepción de tu madre, padre, los Golden y la misma Dayana.

Odio cuando tiene razón, por eso creo que será un gran Beta.

–Como sea, lo are oficial esta noche frente a todos.

–Bien primo, espero que sepas lo que haces.

Y lo sé muy bien, pero odio tener que estar dando explicaciones a todos.

(…)

Después de pasar gran parte de la tarde con Valery y Matteo en mi habitación, pero por fin se ha llegado la hora de ir por mi amada Luna.

Me encuentro estacionado justo enfrente del hotel conteniendo la respiración y tomando gran valor, para subir a verla.

Bien, ella no me esperara por siempre.

Baje del auto y camine hacia la recepción, y con toda libertad subí hasta la habitación de Dayana, mi Dayana.

Toque un par de veces la puerta y espere.

Hice algunas respiraciones antes de escuchar, como unos tacones caminaban hacia la puerta.

Y la puerta se abrió mostrando al más hermoso y bello ángel, el color blanco de su vestido, reflejaba su pureza, no caí arrodillado ante ella, porque mi fuerza de voluntad aún estaba conmigo.

–Hola Dylan, por un momento pensé que me dejarías plantada – bajo su mirada un poco apenada.

–Jamás dejaría plantada a una mujer tan hermosa como tú – escuche como los latidos de su corazón.

Se ha puesto nerviosa, pero no creo que más nerviosa que yo.

– ¿Estas lista? – pregunté para no seguir con el silencio.

–Si solo iré por mi bolso – yo solo asenté y espere paciente a que regresara.

Al salir, le ofrecí mi brazo para que se sostuviera de él.

Me sorprendió que aceptara mi ofrecimiento, pero a la vez me hizo feliz.

Caminamos hasta el auto y todos tenían sus ojos puestos en nosotros, porque ya todos sabían que ella era mía.

La ayude a subir al auto y una vez que los dos estábamos en el auto, comencé a conducir hasta la casa de la manada.

Había una gran fila de autos que esperaban entrar en el lugar, era normal porque no solo mi manada estaría en la fiesta, sino que también la manada Golden.

Con los cuales me tendré que enfrentar en cualquier momento.

Para distraerme, veía de reojo a mi bella Luna y más aún, no podía dejar de ver sus apetecibles labios.

No era mi culpa, ese color vino en su boca me pedía a gritos que lo quitara.

Apreté fuertemente el volante para no besarla.

–Creo que es una fiesta muy importante – la voz de mi Luna lleno el silencio dentro del auto – es que se ven muchas personas.

–Sí, normalmente las fiestas de compromiso tienen muchos invitados.

– ¿Una fiesta de compromiso? – su cara de sorpresa era evidente.

–Sí y también es mi cumpleaños.

– ¿Y porque lo dices apenas? Te hubiera comprado un obsequio, odio ir a una fiesta de cumpleaños y no regalar nada.

–No es necesario, ya me has regalado mucho con aceptar venir conmigo a esta fiesta y me gustaría mucho que pasaras toda la noche a mi lado, eso es regalo suficiente.

No dijo nada y solo se limitó a ver por la ventana, pero sé que la he puesto nerviosa, sus latidos no mienten.

Después de un rato, nos encontrábamos subiendo las escaleras para llegar a la puerta principal.

Y obviamente todo mundo nos veía, y a todos telepáticamente les explicaba que la hermosa chica colgada de mi brazo, era su Luna.

Comencé a saludar a toda mi familia y algunos miembros de la manada que formaban parte del consejo.

Ella se veía bien, nerviosa pero bien y podía entablar conversación fácilmente con cualquiera.

Y lo supe, ya era momento de presentarla ante todos.

Tome una copa y le di unos toques con uno de los anillos en mis dedos, llamando la atención de todos.

–Buenas noches a todos, agradezco que estén aquí hoy en este pequeño evento – tome un poco de aire – como todos saben, esta noche se celebra mi cumpleaños, pero más que nada también se celebra mi compromiso – Dayana me vio extrañada, le guiñe un ojo y la tome por la cintura, pegándola a mi cuerpo – así que sin más, les presento a mi prometida y futura Luna de la manada, Dayana White.

Todos se sorprendieron, pero la más sorprendida fue mi Luna.

– ¡ERES UN DESGRACIADO DYLAN! – La horrible voz de Theresa resonó por todo el lugar - ¡TU TE CASARIAS CON MI HIJA, NO CON ESA COSA! – señalo a mi amada y no tenía el derecho a hacerlo.

–No me levantes falsos Theresa, conocías mis términos y condiciones, no me salgas con eso – respondí muy tranquilamente, aunque mi paciencia es poca.

– ¡ERES UN DESGARCIADO!

Y sin más se transformó delante de todos, su enorme lobo color café me gruño, asiendo retumbar las paredes, estaba molesta.

Me llene de nerviosismo, pero no por Theresa, más bien por mi bello ángel, la cual tenía el pulso a mil por hora y su pequeña mano se aferraba a mi brazo.

Y sin más la vi desvanecerse, cayendo en mis brazos.

Mire con preocupación a mi Luna.

Creo que he hecho las cosas mal.

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