Capítulo 3. «Deja vú»

Kailey

 

 

 

 

—Gracias— digo al hombre a mi lado que nos ha ayudado con los tres tipos, él baja su mirada azulada hacia mí y apenas muestra una media sonrisa. Siento de nuevo esa electricidad corriendo por mi cuerpo, por más que intento encontrarle lógica concluyo que debe ser la estática o algo del lugar. Me remuevo en mi asiento.

 

—De nada—murmura inclinándose un poco hacia mí.

 

— ¿Podemos acompañarlas? —  dice el hombre que está a lado de Morgana. Es un tipo muy atractivo, alto, musculoso y con un porte demasiado elegante, tiene un parecido a Channing Tatum en Magic Mike. Morgana lo mira de reojo y sonríe. ¿Acaso…? ¿Le gusta? Entrecierro los ojos.

 

—Por mi está bien, tienen que llevar la mentira hasta el final…— dice mi amiga con una sonrisa divertida.

 

—O hasta que ellos se marchen—digo mirando a mi mejor amiga, ella asiente removiéndose en su asiento.

 

—Perfecto— dice el hombre a lado de Morgana—Me llamo William—extiende su mano en presentación hacia mí, la acepto con media sonrisa.

 

—Yo soy Taylor, pero todos me dicen Tay — y él tiene un parecido al tipo que hace el papel de cuatro en divergente, con un aspecto divertido y una sonrisa sincera, extiende su mano hacia mí, luego hacia mi amiga. Me vuelvo en dirección a mi lado izquierdo para mirar al hombre qué le he chocado el auto ésta mañana y hay algo que me hace recordar al tipo de hace dos años, ¿Acaso podría ser el mismo? Lo observo de reojo y después me doy cuenta de que mi amiga me llama, cuando reacciono, el hombre tiene extendida su mano frente a mí:

 

—Yo soy Matt—Juraría que ahora que lo observo detenidamente tiene cierto parecido al hombre que actuó de Superman… Intento recordar ese actor, ah, Henry Cavill, solo que éste es más alto y un poco más bronceado, estrecho su mano procurando no parecer una boba y ¡Dios mío! La electricidad que nos recorre hace que cortemos el saludo inmediatamente, él reacciona confundido.

 

¿¡Deja vú!?

 

Nos miramos sin pronunciar palabra, podría decir que estamos sorprendidos, las voces siguen sonando a nuestro alrededor, intento ignorar lo que su toque ha provocado pero el calor se mantiene en cada rincón de mi cuerpo, no entiendo lo que sucede, él sigue observándome como si estuviera pasando por lo mismo, desviamos las miradas inmediatamente y puedo sentir como se aleja de mí, como si hubiera instalado un súper muro gigante en medio de los dos.

 

«Buena esa, Matt»

 

La plática transcurre entre risas, bromas y anécdotas por parte de Taylor y puedo decir que me ha hecho reír demasiado, William es un hombre poco accesible, solo nos ha contado que es socio de los bares KARMA, los más populares de la ciudad, nunca he ido a uno, pero he escuchado hablar de ellos. Sí que el mundo es pequeño, el dueño de todos los bares más exitosos, en un bar sencillo tomando unas cervezas con sus dos mejores amigos un viernes por la noche. Morgana y él han coqueteado, aunque es raro en ella, podría jurar que ha llamado su atención mucho antes de saber quién era realmente. Se enfrascan ellos dos en una plática privada, ella ríe y le guiña el ojo divertida, eso me hace sonreír, verla como hace años no la veía, la hace lucir más joven y menos preocupada. Las cervezas aumentan y comienzo a sentirme demasiado relajada, incluso mareada. Morgana me mira y deduce como me siento.

 

—Kailey, vamos al tocador—dice mientras me extiende la mano, la tomo y me levanto de mi asiento para encaminarnos por el pasillo.

 

—Dios mío, estoy mareada— suelto entre risas —Creo que ya me voy a casa.

 

—Pedimos un taxi entonces— dice mientras entramos a los servicios. Después de retocarnos, intento estar más despierta, nunca me he puesto a este grado, necesito retomar control de mí, no puedo permitir que vuelva a suceder.

 

— ¿No has visto cómo te mira, Matt? —me pilla de sorpresa su pregunta.

 

Niego en silencio, no estoy interesada en nadie y creo que nunca lo estaré, mi corazón se ha vuelto añicos después de perder a Max.

 

—Quiero irme a casa—digo en un tono bajo mirando al espejo y encontrándome con la mirada nostálgica de Morgana, sabe que he recordado Max.

 

Ella asiente en silencio y salimos de los servicios. No me acerco al grupo sino que me quedo recargada en la barra, Morgana nos disculpa y me extiende la mano para salir del bar, la acepto, salimos y la brisa fría de la ciudad nocturna nos da la bienvenida, Morgana extiende su mano en el aire para pedir taxi, pero la voz de William a nuestras espaldas la hace girarse hacia donde se encuentra él.

 

—Yo las puedo llevar— Morgana me mira de reojo, en espera de que diga algo, pero niego.

 

—Gracias, pero podemos tomar un taxi, no importa.

 

William insiste pero Morgana se aferra en decir «No, gracias», un taxi se estaciona y nos subimos, le doy la dirección al chófer, mi amiga se despide rápido y entra después de mí. Agita su mano en despedida por la ventanilla, se deja caer hacia atrás y se lleva la mano al percho.

 

—William te ha llamado la atención, ¿Verdad? —digo mirándola, ella sonríe sin mirarme, solo niega divertida.

 

—Es un hombre encantador. Solo me quedaré con eso, si es para mí, el destino hará que nos crucemos de nuevo—se vuelve hacia mí—Sabes que creo mucho en eso y me he hecho una promesa.

 

— ¿Qué promesa? — pregunto intrigada.

 

—Si el destino nos cruza prometo darle mi número y me daré la oportunidad de conocerlo. ¡Se parece tanto a Tatum! ¡Solo le falta que se suba al escenario a bailarme sensualmente! — Carcajeamos como dos adolescentes, después nos quedamos en silencio, se gira a mí y sonríe emocionada, toma mi mano y da un fuerte apretón.

 

—Espero te hayas divertido, ¿Recuerdas cuando salíamos de fiesta? — sonrío recordando nuestras noches. Extrañaba salir con ella.

 

—Gracias por invitarme a una noche de chicas—digo al mismo tiempo que dejo caer mi cabeza sobre el respaldo del asiento.

 

—De nada, me gustó verte sonreír de nuevo, aunque sea por las locas anécdotas de Taylor— soltamos una carcajada — ¡Ese tipo es la onda! ¡Me encantó como cuenta las historias, las voces que imita, los gestos! —seguimos carcajeando fuerte y retorciéndonos de la risa.

 

— ¡Para, ya! — le digo a mi amiga mientras mi estómago se contrae.

 

 

 

❖❖❖

 

 

 

     Diez minutos después el taxi se estaciona frente a mi edificio, como puedo salgo de él, cierro la puerta y me despido de Morgana, pero para mi sorpresa ella se baja del otro lado del taxi.

 

— ¿A dónde vas? — le pregunto sorprendida.

 

—Mi casa está a unas cuadras, puedo caminar, así que antes me voy a cerciorar de que entres a tu departamento. ¡Anda, mueve ese culo! — soltamos la risa, entramos al edificio pero llama mi atención una camioneta blindada que se ha estacionado cerca de mi edificio e inmediatamente apaga las luces, cierro la puerta y antes de subir las escaleras, me pica la curiosidad, regreso, abro la puerta y me asomo entrecerrando los ojos. El llamado de Morgana me hace girarme hacía ella.

 

—Ven—agito mi mano en señal de que se acerque.

 

— ¿Qué? — baja los cinco escalones que ha subido y se asoma por encima de mí— ¿Es quién creo que es? —se queda en silencio observando, después de unos segundos…— M****a. Sí, es.

 

—Creo que deberías darle tu número y darle gracias al destino y a todo eso del universo—suelto una risa cuando regreso al interior del edificio.

 

—Éste no vale, yo me refería a otro día que no sea hoy, bueno, iré a reclamarle el por qué nos ha seguido. ¿Qué se cree?

 

—Yo subiré, no aguanto mis pies y tengo sueño—ella niega, toma mi mano y me hala hacía el exterior, por más que le digo que «No, no, no», le vale, caminamos y William abre su puerta, se acerca a nosotras antes que lleguemos al auto.

 

—Solo quería cerciorarme que han llegado sanas y salvas a su destino, sé que suena tipo: «Nos ha seguido, puede ser un pervertido»—dice levantando las manos en defensa e imitando una voz chillona. Morgana intenta no reír, pero por más que se muerde el labio suelto una carcajada, William claramente se relaja. Se escucha la puerta del auto y veo a Matt bajar de ella, se acerca a nosotras.

 

—Solo queríamos ver que llegaran bien—intenta disculparse, William lo mira de reojo —No somos pervertidos— recalca.

 

—Ya nos dijo tu amigo— dice Morgana a Matt —Hemos llegado bien, muchas gracias por su preocupación, no debieron perseguir el taxi y llegar a este lado de la ciudad a las cuatro de la madrugada.

 

—No importa, solo…— las palabras de William se esfuman cuando no deja de mirar a Morgana, siento que sobro en este momento, así que me alejo disimuladamente, Matt entiende la indirecta y le informa a su amigo que me va acompañar a la entrada de mi edificio, William apenas dice algo y luego comienza hablar con Morgana de algo que no alcanzo a escuchar, me cruzo de brazos y comienzo a caminar, Matt está a mi lado con ambas manos dentro de los bolsillos del pantalón.

 

—Creo que a tu amigo le gusta mi amiga— murmuro.

 

—Es la primera vez que veo a mi amigo «realmente» interesado en alguien. Normalmente…— duda en sí terminar.

 

— ¿Las mujeres llegan a él? — pregunto y él se sonroja.

 

—Si.

 

Llegamos a la puerta de mi edificio y nos giramos hacía ellos, William está recargado en la puerta de su auto y Morgana frente a él de brazos cruzados, ambos ríen de algo.

 

—Ella no está acostumbrada a tener la atención de un hombre, la primera vez que se dejó querer le fallaron y desde entonces ella…

 

— ¿Se ha cerrado al amor? — Pregunta y yo sonrío.

 

—Digamos que algo así, cree en el destino, en el universo, en el hilo rojo…

 

Matt hace un gesto con su rostro, confundido.

 

— ¿Hilo rojo? — pregunta intrigado.

 

—Dicen que cada uno de nosotros en este mundo, tiene una persona destinada para toda la vida, pueden pasar muchas personas en tu vida, pero al final hay alguien que es tu verdadero destino o algo así.

 

Sus ojos azules intentan entender más allá de mis palabras, el calor que me provoca es indescriptible, sus labios se entreabren para tomar aire bruscamente, se siente a nuestro alrededor.

 

«¡No, Kailey ignora esto! ¡Ignóralo!»

 

—Lo que sucedió en el bar, hace unas horas… ¿la electricidad? ¿La…? — se detiene, baja su mirada a sus pies — ¿Tu qué crees que fue eso? —levanta la mirada esperando alguna respuesta.

 

—No sé de qué hablas. ¿Qué sucedió en el bar? — intento disimular lo sucedido, no voy a dar pie a nada, aunque realmente pasó algo.

 

—Oh, no sabes. Bueno, es mejor así…— se dice a sí mismo.

 

— ¿Nos vamos, Matt? —Llega William a nuestro lado junto con Morgana.

 

—Sí…buenas noches—se despide sin mirarme y se sube al auto.

 

 

 

 

 

 

❖❖❖

 

 

 

     —Despierta dormilona, tenemos que hablar— dice Morgana a los pies del sofá, me cubro con la manta pero es arrebatada en segundos.

 

—Es sábado Morgana. Deja que por primera vez en mucho tiempo pueda dormir.

 

—He perdido una bailarina para mi evento en Las Vegas.

 

— ¿Y? —pregunto curiosa mientras me incorporo masajeando mi rostro dormido y dejando caer mis pies en la alfombra de la sala.

 

— ¿Podrías ayudar a una amiga con grandes problemas? —Arrugo mi entrecejo, aún sigo dormida, no entiendo a qué… ¡Oh m****a! Abro los ojos como platos y niego repetidamente.

 

—No, no, no, no y no. Te adoro y todo, pero bailar no.

 

— ¿Por una amiga en grandísisisimos problemas?

 

— ¿A qué te refieres con grandísimos problemas? ¿Tienes bailarinas que te puede cubrir no?

 

—Necesito a todas las bailarinas para el evento y la principal me ha marcado a primera hora de la mañana, ha interrumpido mi sueño por cierto y me ha dicho que no podrá ir, así que necesito solucionarlo en estos días, además ya me dieron la mitad, nos enviarán un avión privado, son varias coreografías, pero tú eres ágil y aprendes demasiado rápido…— la interrumpo.

 

— ¿Y yo soy la solución?

 

Asiente y cruza sus dedos en señal de suerte, pero niego rotundamente. He dejado el baile desde que Max murió. Creo a veces que si él no hubiera ido a verme bailar esa noche podría ser que aún estuviera a mi lado, el nudo sube a mi garganta, intento reponerme, miro a mi amiga que sigue esperando una respuesta.

 

—He dicho que no. Sabes que el baile lo he enterrado. Y cuando digo no, es NO.

 

 

 

 

 

❖❖❖

 

 

 

     Dos horas después en el estudio estoy de pie frente al gran espejo, con las bailarinas detrás de mí y Morgana a mi lado, entrecierro mis ojos amenazantes hacia mi mejor amiga.

 

—Quita esa cara, estás regresando a tu pasión, el baile. Sé qué son varias coreografías difíciles, pero son perfectas para el evento, quedarán más que emocionados los que vayan a vernos, que digo emocionados… ¡Alucinados!

 

—No sé…— digo en un tono de duda sin dejar de mirarme en el espejo de piso a techo que abarcaba toda la pared.

 

—Kai inténtalo, podría resurgir esa pasión, puede que esté dormida, lo tienes en la sangre. Anda, inténtalo, empecemos.

 

 

 

❖❖❖

 

Es lunes por la mañana y estoy llena de trabajo, he buscado de todo para la boda de Ireny Salvatore, he planeado minuciosamente cada cosa, tengo que detallarlo en el transcurso de la semana para entregarlo el viernes en nuestra reunión concertada.

 

Me he paseado por la oficina haciendo llamadas a mis proveedores, revisando fechas, cristalería, floristerías y un espectáculo de bailarines para después de cortar el pastel. Ha pedido una lámpara tipo araña de cristal gigante, estoy esperando respuesta de la persona quien podría fabricarla.

 

Llega el jueves de la misma semana y yo me siento adolorida, desde el domingo he estado ensayando en el estudio de Morgana todas las coreografías, mis músculos duelen por la mañana, pero al terminar de hacer mi rutina de ejercicio se calman.

 

Es viernes e Ireny Salvatore ha cancelado de último momento la reunión, ya que tenía que volar antes a California por asuntos de la mudanza.

 

Son las seis de la tarde y estamos subiendo al avión privado que nos llevará hasta Las Vegas, los nervios están a toda revolución. Cierro los ojos al despegar, mientras las chicas ríen y bromean entre ellas y yo, trabajando desde las alturas, Morgana no dice nada ya que fue una de mis reglas, no interferir si tengo que trabajar.

 

Es sábado y hemos ensayado desde que llegamos a la ciudad, después de un arduo repaso, estamos sentadas tomando un respiro antes de seguir con la coreografía, mis pies cuelgan del gran y sorprendente escenario, el sudor está por todas partes, los cabellos rebeldes se pegan a mi piel, mi respiración está agitada, dentro de mí acepto que he extrañado el baile, me hace olvidar todo a mi alrededor y lo mejor es que siento de nuevo esa adrenalina al moverme. Sé que Morgana tenía toda la razón, el baile siempre será parte de mí.

 

—Toma, este es parte de nuestro vestuario— Morgana me entrega un gancho de ropa del que colgaba una pieza negra de tela de encaje diminuta. Es como un traje de baño pero con tiras que dejan a la vista mucha piel, es… realmente sexy.

 

Lo tomo sin decir nada mientras sigo observando lo que me ha entregado, luego extiende una caja tomándome por sorpresa, la tomo y cuando destapo la caja, abro los ojos de más, levanto la mirada y sonríe la Morgana descarada y divertida.

 

—Esto aumenta un poco más de misterio, además como lo prometí: Protegeré tu identidad. Ya sabes, eso de que eres muy reconocida en New York, no vaya a ser que alguien te reconozca y arme un escándalo porque Kailey Parker es una bailarina en Las Vegas.

 

—Pero Morgana, ¿Todos llevarán antifaces no?

 

Morgana pone los ojos en blanco a la bailarina que la interrumpe y la ha descubierto, me mira torciendo los labios.

 

—Está bien, todos llevarán antifaces, tómalo como si lo hiciera realmente yo, además fue mi idea acerca de decirle a Franco que todos usaran antifaces, es más…— miró hacía arriba como si estuviera buscando la palabra adecuada—…fantasioso y erótico, son ¡Las Vegas, baby!

 

Los gritos de todas se escuchan ante sus últimas palabras, su risa me contagia y al resto de las bailarinas. Acaricio con mis yemas la máscara negra de encaje.

 

—Así que todos estarán detrás de una máscara…—Murmuro para mi misma y minutos después al ponerme el traje, mi tatuaje del atrapasueños está a la vista, se mira jodidamente sensual mientras hago unos movimientos de baile frente al espejo completo—Nadie sabrá quién es la chica misteriosa del tatuaje…—murmuro para mi mientras acaricio mi tatuaje.

 

 

 

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