Capítulo 30. Una oportunidad por la paz
John rio por lo bajo.
—Eres mujer, es tu naturaleza querer tomar ventaja —Anabella arqueó las cejas y le iba reclamar—, te ofrezco algo mejor —se defendió John—, algo para adultos y no para niños.
—Oh sí ser tu amante contratada —ironizó Anabella ¿Cómo te presentaré delante de mi hija? ¿Cómo me presentaría delante de tu familia? ¿Qué hay de la sociedad?, debo ser un ejemplo de conducta y principios, no quiero que el juez piense que soy una mujer poco conveniente para cuidar de mi propia hija.
—Para empezar solucionar las cosas con tu ex solo se llevará un instante en cuanto se fijen acuerdo de visitas de nuevo, en caso de mis padres, a ellos no les importa con quién me acuesto, en caso de tu hija, soy su amigo y tu jefe, ¿para qué complicarle las cosas?
—Tienes una respuesta para todo.
John se levantó del sofá.
—Mañana la veo en el trabajo señorita Díaz —dijo sonriendo y se acercó para pellizcar su mentón—. No lograrás que discuta contigo ahora.
Anabella neg