FAITH.
—Toma esto, cariño, te ayudara a recuperar tus fuerzas— mamá me tendió un tazón humeante.
No me atrevía a mirar a la cara a mi progenitora, no después de lo que hice, no después de sentir la satisfacción de hacerles daño. Me abrace más a mí.
—Faith— llamo la rubia, la cama se hundió a mi lado, siento su mano pasear por mi cabello. —Hija, mírame.
Arrugue los labios, intentando no llorar. —No puedo.
—Si, si puedes— me tomo del mentón, obligándome a conectar mis ojos a los suyos. —No te mortifiques por lo que paso, no fue tu culpa, no fuiste tu quien lo hizo.
—Herí a mis hermanos, te lastime a ti y a papá, me doy asco— las lágrimas corrieron por mis mejillas. —Quiero morir, mamá.
—No digas eso— los ojos de mamá se cristalizaron. —No vuelvas a decir eso en tu vida, Faith Beatrice, me rompes el corazón.
—No quiero causar más daño, si muero, la maldición muere conmigo. Ya no puedo vivir con su