capítulo 2 : Mi luna y mi infierno

Brook

No puedo creer que realmente regresara, ella, la mujer que no ha salido de mi mente por tantos años. Ahora no solo está de pie frente a mí, sino que viene acompañada de dos niñas y acaba de afirmar que se quedará aquí, no sé si me enfurece más que regresará o que odie pensar que esas niñas son de otro.

¡No puedo creerlo!

No es buena idea tenerla cerca, no cuando está m*****a sensación de calor dentro de mi pecho comienza a arder una vez más. Ni siquiera recuerdo bien aquella tarde, tenía veinte años y estaba atravesando el celo.

Mis padres me encerraron en aquel sótano para que no cometiera el error de dormir con alguna loba que no fuera la que ellos escogieron para mí. Mis ojos se mueven hasta la mujer rabiosa a mi lado, sus dientes están marcando firmemente su labio inferior y ni siquiera puedo decir que me preocupe de que se haga daño. No soporto a Ivette, nunca lo he hecho, pero no tengo de otra.

Mi mirada va de regreso a las niñas asustadas que se ocultan detrás de Brittany. No es la misma chica de hace años. Su cuerpo ha madurado, su cintura sigue siendo igual de delicada que cuando era más joven, pero todo en su cuerpo ha crecido.

El redondeado rostro de labios carnosos y ojos cafés están firmes en los mios, su mandíbula tensa me deja saber que está dispuesta a todos para quedarse aquí y es justamente eso lo que me asusta. Ella es la deshonra del pueblo, el secreto a gritos más sucio de mi antiguo suegro y es humana, una simple humana.

—Lanna, lleva sus maletas a la habitación del fondo, al final del pasillo.

—¿La del fondo en el primer piso? — Su voz es una melodía que mueve demasiados recuerdos — ¿Por qué razón?, no soy una empleada.

—Esta es mi casa perra, no voy a permitir que duermas en…

—Parece que no estás entiendo Ivette — sus manos tiemblan, pero da un paso adelante, aún más cerca de mí esposa — no soy más una niña tonta, no soy más esa chica a la que golpeadas y abusabas — busca algo en su bolsa — nuestro padre, esa escoria de hombre me dejó también a mi parte de todo, me dió mi lugar y soy tu hermana mayor según la ley de la manada yo puedo…

—¡Está no es tu manada! ¡Eres humana! ¡Una defectuosa y estúpida humana!

—¡Mi padre sigue siendo el mismo que el tuyo!

Grita ella en respuesta y mis ojos van a las niñas que se abrazan asustadas. Miro a las dos mujeres que parecen olvidar que no están solas en esta habitación y hago lo único que puedo hacer por ahora.

—Basta, Ibette, vete al jardín — miro a la mujer visiblemente enojada frente a mí — escoge la habitación que quieras, haz lo que te dé la m*****a gana, pero mantente callada — miro a mi esposa — advierte a tu madre también, no quiero gritos o discusiones en mi casa.

Salgo de ahí tan rápido como soy capaz, mi instinto me dice que de la m*****a vuelta y entierre mi nariz en el cabello de ella, pero eso es una tontería.Solo dormí con ella porque estaba en celo, me arrepentí en el mismo instante en que abrí los ojos y reconocí su rostro. El recuerdo de ese momento hace que mi cuerpo se despierte de una manera para nada inocente.

El olor de su deseo reaparece en mi memoria y mi pecho se encoge cuando recuerdo lo que dije, la forma en que la traté y la manera tan brusca en qué le advertí que debía olvidarlo todo.

¿Pude olvidarlo yo?

No, nunca salió de mi mente ese recuerdo. Un año después de que se marchara mis padres decidieron arreglar mi matrimonio así que comencé a tener citas con Ivette y mientras más la conocía menos me agradaba.

No la soportaba, odiaba tener que pasar tiempo con ella y sus ínfulas de princesa me hartaban así que cuando no soportaba más su estúpida presencia corría hacia el bosque, dormí en las malditas sábanas de ese sótano hasta que el olor de su presencia desapareció y pensé que estaría bien si no volvía.

Esa historia romántica de que un lobo encuentra a su mate y nada puede impedirle estar juntos es justamente eso. Una historia tonta y ficticia. En la actualidad, en nuestro mundo. Es necesario pensar más en las alianzas, los intereses y todos los que influya en el bien de la manada antes de tus sentimientos. La familia es lo principal, tus padres escogen a la mujer que llevará a tus hijos, tú casta representa la base de todo.

El aire frío del invierno golpea mi rostro, miro la ciudad que domino más allá en la colina y siento que cada día tiene menos sentido este poder. No quería ser la próxima alfa, no lo desee jamás, aunque tampoco tuve la posibilidad de desear alguna cosa.

Mi padre era la mano derecha del antiguo alfa, mi madre la mejor amiga de su esposa y cuando nací mi destino estaba escrito. Muchas veces desee tanto haberme ido de aquí, acabar con todo. Terminar está m*****a historia en la que debo soportar a una mujer frívola y maliciosa junto a su madre que es aún peor.

Me doy la vuelta para mirar a la casa donde he estado viviendo estos últimos años, las paredes pintorescas que esconden la farsa que es realmente mi vida hace que la rabia se mueve dentro de mí casi tanto como este sentimiento de necesidad.

¿Por qué volvió?

Pensé que no regresaría a reclamar lo que mi suegro dejó porque después de su muerte ni siquiera quería recibir a los abogados. Pensé que no verdaderamente no volvería a verla porque sé que este lugar fué un infierno para ella, mi mujer y sus amigas se encargaron de ello y aunque, pero nunca fué mi problema o nadie interfirió todos lo sabían.

Nunca tuve algún contacto con ella porque mi familia se encargo de mantenerme alejado de la vergüenza del pueblo, la hija bastarda de nuestro alfa, además, tuve mis propios problemas en aquella época. Cierro los ojos en un momento volviendo a los recuerdos. En esa noche, ese maldito momento arruinó todo y sé que ella es mí mate.

No necesito ser muy listo para adivinar que es esta sensación bajo mi pecho, pero no puedo hacer nada por ello. No sin arruinarlo todo, sin perder todo lo que conseguí estos años y lo último que quiero en mi vida es hacer que todo lo que he soportado se vaya al drenaje por una simple conexión.

¿Ella es mi luna?

No importa, tiengo un montón de motivos para no ceder. Ella es humana, tiene dos hijas que no quiero pensar con quien las concibió y a pesar de todo eso es la m*****a bastarda del antiguo alfa, la mujer más odiada de todo el lugar. No tiene nada a su favor, ella no es para mí digan lo que digan mis instintos, así que solo necesito ser fuerte alejarme de ella y dejarle bien claro que nunca debe hablar de lo que sucedió entre los dos mí error.

Regreso a casa cuando me siento más calmado, subo las escaleras hasta mi estudio y ni siquiera me he sentado en mi silla cuando Ivette entra para gritarme otro de sus estúpidos caprichos.

—¡No puedes dejar que se quede! ¡Ella no!

—No fuí yo quien le pidió regresar, fue la última voluntad de tu padre — le respondo — no hay nada que podamos hacer, así que déjame en paz.

—¡No voy a permitir esto, Brook! ¡Sirve para algo!

¿Qué sirva para algo?

Esta es la parte que más odio de ella, su estúpida idea de que el mundo gira a su alrededor.

—¡Vete de mi m*****a oficina! ¡Corre a molestar a alguien más Ivette, hoy no estoy de humor para tus estupideces!

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