Al salir Dag y Aziza me estaban esperando sentados en la cama, por sus caras sabia que aun tenían mucho que llorar.

-Espero que duerman conmigo esta noche- señale terminado de trenzarme el pelo-

Ambos se pararon y cuando vi sus ojos nuevamente los tenían cristalizados.

-Mis bebes...-

Los abrace contra mi a los dos dejando que lloraran todo lo que quisieran, bese sus cabezas repetidamente apretándolos contra mi cuerpo.

-Estoy bien...les prometo que estoy bien-

Nos recostamos en la cama y los deje que siguieran llorando hasta que se calmaran, no los solté en ningún momento y ciertamente no podía soltarlos, me dolía el alma verlos así porque se que si estuviera en su lugar yo estaría igual de devastada y molesta por no poder hacer nada mas que ser un simple espectador.

Dag fue el primero en levantar su cabeza para verme a los ojos a lo que aproveche para limpiar su carita.

-Lamento hacerlos llorar-

El negó rápidamente tomando mi mano.

-Debí hacerte caso y quedarme en casa cuida