Las Lunas de Duncan
Las Lunas de Duncan
Por: Tami
CAPÍTULO 1

ANNA 

Me reí con fuerza. 

—¿De verdad tengo que hacerlo? 

Pregunté casi riendo, de nuevo.

Meghan mantuvo su sonrisita, asistiendo. 

Miré de nuevo el traje, era ridículo y a la vez gracioso. Me lo puse de inmediato intentando ocultar mi emoción por la situación.  Tenía ganas de reír hasta el cansancio. 

—¿Qué tal me veo? —averigüé. 

—Un pato nunca había sido más hermoso— aplaudió.  

Asentí con emoción. 

Hoy iríamos a dar un poco de amor al orfanato,  era especialmente lindo, porque prácticamente allí crecí y ahora que había salido siempre iba a alegrar las tardes de los niños cada fin de semana.

Sin embargo, hoy era especial porque la Luna y el Alpha de la manada irían, la celebración sería más grande de lo normal.

Meghan,  Dara y yo nos íbamos a vestir de animales y animaremos todo. Estaba más que emocionada porque fue la misma Luna que nos contrató.  

¡Increíble!

Meghan iba vestida de una rana, Dara de un gato y yo de una gallina, pero el disfraz estaba mal hecho que más parecía un pato desgastado.

Supongo que eso le daría un plus a la fiesta, me emocionaba mucho.

Soy Anna Rockford,  una mujer lobo, aunque aún no me he transformado, me faltan tres meses. Meghan es una bruja, por así decirlo, es la más joven y la única que queda en el mundo.

Según lo que conocemos.

Y Dara también es lobo, ella ya obtuvo su transformación y decir que es impresionante queda poco. Ya anhelo poder descubrir a mi loba.

Nuestro mundo ha recibido muchos golpes y el principal fue "la gran devastación ". Aquello hizo que todos se unieran y ahora convivir juntos es totalmente normal. Al menos entre seres sobrenaturales.

con los humanos nos une un puente que Meghan se encargó de hacer, igual que el poder estar literalmente flotanto en el aire. Bajamos y podemos incluso hacer nuestras vidas en el mundo humano, o al revés pero siempre y cuando todo sea revisado en las fronteras.

Ture es una manada grande y llena de vivaz vegetación , envidia de algunos países que quedan, sin embargo, está prohibido atacar en cualquier guerra a otros países.

La manada se divide en tres: Ture central que es la principal pero no es la más grande, y luego están las dos manadas gemelas, son iguales en tamaño y población. Pero esas ya tendrán su historia.

El gran Alpha Rey se encarga de supervisar todo, es el Rey, y el que se encarga de las leyes, tanto para lobos como vampiros, hadas y otros seres sobrenaturales.

Había un sin fin de historia en el mundo, todos somos hijos de sobrevivientes y aunque de eso ya pasaron dos siglos, para nosotros sigue siendo reciente porque se puede sentir que hay ese miedo de que algo malo nos vuelva a pasar.

Los dioses a veces juegan con el destino.

La Diosa Luna es la que se encarga del lado sobrenatural, sin embargo, hay muchos otros que están al pendiente de todo, y a veces son crueles.

En fin, esa es otra historia, para otra novela.

—Vamos a tomar unas fotos—llamó Dara frente al espejo—Ani, quitate eso que se ce horrible —chilló . 

Me volví a reír como loca.

—Deja que quede en incógnita quién es el señor pato—la recriminé divertida.

Al ver mi diversión ella terminó riendo y haciendo millones de fotos din mostrar nuestros rostros. Éramos las chicas de la máscara, o algo así.

Al salir del pequeño cuarto que nos apartaron en el orfanato, nos dimos cuenta de que nuestro trabajo seria grande.

Había mucha gente, tanto de nuestra manda como de las vecinas.

Esta era la manda principal, aquí vivía el rey Alpha, de hecho todos estaban emocionados por verlo ya que rara vez salía. Yo nunca lo había visto, pero parece que hoy será mi día de suerte.

Sin embargo, la Luna era más accesible, ya habíamos tratado con ella en varias ocasiones, salía a hacer caridad casi siempre y la mayoría de las cosas las hacía aquí en el orfanato para alegrar a los niños. 

—Bueno, yo me voy al centro como siempre—apunté el árbol de en medio, ambas asintieron .

—Tomo la derecha. —reclamo Meghan. 

Dara bufó. 

—Siempre a la izquierda.

 

Desde que iniciamos con la animación de fiesta, habíamos quedado en esos lugares. Uno porque en medio había mucha más gente, a la derecha e izquierda no iban muchos pero no entendía porque Dara siempre se quejaba de ir a la izquierda. En el fondo le gustaba.

Tome la bolsa de globos y con felicidad fuí junto al árbol. 

Los niños al darse cuenta de nuestra presencia se fueron acercando. Algunos se reían de mi disfraz.

A mi no me podía alegrar más. Empecé con un juego de globos, bailes raros—gracias a la poca movilidad del traje— y animales que armaba con los globos.

Muchos solo venían por las figuras de globos.

Una pequeña se me acercó y jalo el traje llamando la atención.

Hizo una señal para que me agache y lo hice, con una actitud cómplice susurró en mi oído: —A mi tío no le gustan los pollos feos, así que escóndete cuando venga.

Extrañada la miré con el ceño fruncido, pero ella no pudo verme debido al traje. 

—¿Por qué? 

—Porque te arrancará las plumas, buuu —gritó sobresaltando mi pobre corazón. 

Salió corriendo con una risa contagiosa que no pude evitar corresponder. 

No volví a tener más incidentes como ese y me dediqué a disfrutar de los niños y el ambiente alegre que se respiraba. 

—Yo quiero una flor ¿Puede hacer una flor, señor pollo? —preguntó una pequeña rubia a mi derecha.

Asentí.

¿Por qué todos me creían un pollo? 

—Aquí tienes cielo. —me dió un beso en el centro del traje y luego corrió con su flor en mano, feliz.

A lo lejos logré ver que Meghan tenía más niños que yo y que parecía estar dando unos de sus bailes de ballet preferidos. Y Dara, bueno, ella estaba comiendo.

No logré notar el paso del tiempo, y cuando lo hice fue por el alboroto de las personas al ver los autos del Alpha rey llegar.

Me impaciente, el cosquilleo en mi cuerpo me tomó desprevenida y tuve que masajear mi cuello como pude. Lo atribuí al cansancio. 

Desde la mañana que estuve de un lado a otro y prácticamente no había comido mucho. O nada.

Pero el escalofrío e incomodidad se incrementaron en cuanto ví a la pareja que ingresó seguida de dos hombres y las personas a su alrededor se hacían a un lado como si fueran reyes.

Y lo eran.

Pasé saliva en cuanto unos ojos dorados se posaron en mí haciéndome tragar saliva. 

Su cuerpo rígido y grande, alto, mucho más que yo, su cabello castaño bien  peinado y un rostro que me dejó sin aliento. Llevaba un traje color negro a medida y en donde se le marcaban bien los músculos de los brazos. 

Fruncí el ceño incapaz de apartar la mirada de todo él.   En mi vida nunca había visto a alguien tan guapo como él.  

Respiré agitada y como una cobarde a las sensaciones me fuí al baño. 

Me saqué la cabeza del disfraz y moje mi cara y cuello, sentía la garganta seca y no dejaba de sentir la incomodidad.  

Parpadeé confusa hacia mi reflejo y salté un poco en mi lugar tratando de aligerar mi cuerpo.

Una vez me sentí más o menos lista, salí. 

No había rastro del Alpha y la Luna por lo que me quedé en mi lugar, más tranquila.

El lugar era grande y supongo que no los volvería a ver, quizá su aura era demasiado para mí por eso me hizo sentir así de incómoda. 

—Te ayudo—le dije a Nair, la chica me dirigió una mirada agradecida dejando la bandeja de chocolatada en mis manos. 

Se fue corriendo hacia la cocina para sacar más. 

Por mi parte estaba por dar la vuelta e ir a repartir lo que tenía pero ni siquiera di un paso antes de gritar con espanto.

Al voltear no me dí cuenta de que alguien había detrás y terminé derramando todo encima.

—¡Oh diosa! Lo siento, lo siento. Voy a… —me corté a mí  misma.

Jadeé al ver unos ojos rojos como el carmín, dejando sin aliento mi pobre cuerpo. 

Oh no. Lo hice enojar.

Las personas a nuestro alrededor retrocedieron al ver a su Alpha a punto de explotar. 

La Luna apareció a un lado agarrando su brazo y susurrando algo en su oído. El Alpha no pareció escucharla porque en cuanto dí un paso atrás, él dio un paso adelante. 

La Luna se inquietó.

—Duncan, basta—pero hasta ella retrocedió cuando la miró con la expresión más fría que había visto en mi vida.

La luna suspiró y me miró con súplica. 

—Dí su nombre—pidió .  

Abrí la boca para hablar pero no me salió nada.

—Es su lobo —insistió —Se llama Sareth, dilo —está vez exigió. 

Agaché la cabeza para respirar y cuando la levanté  ya estaba casi cerca de mí. 

—Sareth—susurré. —Tranquilo —trate de no titubear. 

Dejó de avanzar y me miró como un cachorro contento, un brillo extraño se posó en sus ojos olisqueando al aire. 

—Tú vienes conmigo—dijo con voz ronca, dí un respingo con el nuevo cosquilleo en mi cuerpo al escucharlo hablar.

Diosa.

La luna me miró con una sonrisa de disculpa.

Parpadeé confusa antes de ser tomada de la mano por el rey Alpha y ser prácticamente arrastrada hacia afuera. 

Dejamos el sinfín de murmullos lejos y ni siquiera me dí cuenta cuando subimos a una camioneta y nos fuimos alejando, salí de mi trance cuando la Luna me quitó la cabeza del muñeco.

Estaba sudada y un poco pálida.

Dadas las circunstancias y el no haber comida nada durante el día terminaron haciendo efecto en mi cuerpo y me desmayé. 

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo