Cuando llegó el sábado, ella se miró por última vez en el espejo, se puso su vestido azul de tirantes con escote recto y un faralao delicado en el escote, ajustado en el corpiño y la tela caía suavemente hacia las piernas. Se dejó el cabello suelto y tomó su bolso y salió, ya que el Señor Duncan ya la estaba esperando.
Él le abrió la puerta para que ella se subiera y luego se sentó él en el asiento del conductor. Rosalin, vio que se dirigió al centro de la ciudad, donde se encontraban los teatros y restaurantes. Estaba muy concurrido y entraron al teatro después de estacionar el auto. Faltaban 20 minutos para que comenzara el espectáculo, así que la invitó a tomarse algo y le iba a hacer una pregunta, cuando Rosalin escuchó que la saludaban.
-¡Bueno, hola! – Dijo el doctor Caltoni –
-¡Hola! – Dijo Rosalin al voltearse y verlo allí acompañado de una bella mujer –
-¿Cómo estás? – Le preguntó el doctor a Rosalin –
-Muy bien – Respondió Rosalin –
-Ésta es Melanie – Le dijo presentándosela