4. El desayuno

Los rayos de sol atravesaron la delgada ventana de la habitación de Victoria. Por un momento suspiró molesta y se estiró en la gran cama desordenada.

Se levantó de la cama totalmente desnuda y se colocó la pijama con rapidez. Abrió la puerta de la habitación y se dirigió al baño para ducharse como solía hacerlo todas las mañanas. Se miró en el espero y abrió los ojos sorprendida al recordar la noche anterior.

—¡No puede ser!— susurró para luego comenzar a revisarse el cuerpo en busca de alguna marca. No podía tener ni una sola marca en su cuerpo, nadie podía descubrir lo que había sucedido la noche anterior.

Suspiró tranquila al no encontrar ni una sola marca en su piel, relajada abrió grifo de agua caliente.

Se mordió el labio y sonrió al recordar lo bien que la había pasado gracias al chico. Rápidamente el sentimiento de culpabilidad llegó a ella, no faltaba mucho para finalmente caminar al altar junto a Felipe y ella lo había terminado traicionando.

—Una vez, solo una vez... no volverá a pasar —susurró ella, llevándose ambas manos al rostro .— por Dios no sé ni su nombre y me acosté con él—susurró antes de finalmente entrar a la ducha.

El corto baño la ayudo a tranquilizarse al menos un poco. La culpabilidad seguía dentro de ella y probablemente nunca se iría. Rápidamente se arregló y se maquilló como solía hacerlo a diario, caminó hacia la cocina y se detuvo al ver un plato de desayuno sobre la mesa del comedor.

Su corazón dio un salto de emoción por un momento. Pero  suspiró con fuerza, intentando controlar sus emociones. Se acercó al comedor y observó los pequeños pancakes que había de desayuno. Victoria tomó la nota de papel y la leyó.

“En verdad gracias por dejarme pasar la noche, hacia mucho frío. Gracias por calentarme... en todos los sentidos. Es la primera vez que cocino algo vegano, espero y te guste.”

Victoria sonrió ampliamente y se tomó el tiempo de volver a leerla. Felipe nunca cocinaba para ella, mucho menos se tomaba el tiempo de escribirle una nota. Le dio vuelta a la pequeña hoja de papel y se mordió el labio al leer aquel nombre.

—Danilo —susurró ella, acercando su manos hacia el desayuno.—se llama Danilo.

Tocó los pancakes y suspiró al sentirlos completamente fríos. Inmediatamente tomó el plato, imaginándose que él chico se había ido hace horas. Metió el plato en el microondas y calentó los pancakes. Miró la cocina y frunció el ceño. En realidad la cocina lucia limpia, incluso más limpia de lo que ella solía dejarla.

Sacó el plato del microondas y tomó un poco de leche de almendras para luego dirigirse al comedor y desayunar completamente sola. Saboreo el dulce sabor de los pancakes y se sorprendió por lo deliciosos que estaban, el chico en verdad sabía cocinar. En verdad eran muy buenos.

Tras acabar el desayuno se percató que no le quedaba mucho tiempo así que terminó soltando un gran chillido. Corriendo por todo el departamento mientras se lacaba a los dientes. Llegaría tarde a la reunión y Felipe la mataría.

Victoria salió del departamento y se dirigió rápidamente al lugar donde sería el gran evento.

Al llegar entró casi corriendo. Sus zapatillas causaban un leve sonido con cada fuerte pisada, al acercarse miró al apuesto hombre con traje y sonrió. Felipe la miró seriamente y negó.

Victoria se acercó rápidamente para besarlo pero él se alejó, rechazándola por completo.

—Tenias que estar aquí a las doce en punto.

—Solo me he atrasado por cinco minutos —susurró ella, sorprendida y ligeramente herida al haber sido rechazada.

—Es la última vez que llegas tarde,¿Entendido?—preguntó con los brazos totalmente cruzados.

—¿No me darás un beso?— preguntó ella sintiéndose completamente triste.

—No —dijo él.

 —Bien— respondió ella antes de alejarse y morderse los labios. —Quiero ver a los modelos que lucirán mis diseños —dijo ella.—¿Dónde está Erika?

—Está con los modelos —dijo Felipe.

Victoria asintió y volteó al escuchar una puerta abrirse a unos cuantos metros de ella. Observó a Erika salir de una habitación con los modelos y sonrió feliz al verla ser tan profesional como siempre. Erika había estado desde el inicio de su carrera, la había acompañado en cada uno de sus peores momentos y ahora, en esos momentos no podía vivir sin ella.

La chica de piel morena se acercó a ella y sonrió para finalmente comenzar a mostrarle cada uno de los modelos que había escogido. Victoria los miró fijamente y los escaneó uno por uno. Evaluando hasta el más mínimo detalle de sus cuerpos. Había trabajado demasiado en la nueva colección, simplemente sentía que necesitaba de los mejores modelos.

—Las chicas son perfectas —dijo Victoria.— pero los chicos... son muy tiernos…necesito algo más…musculoso.

—¿Como necesitas que sean los chicos?— preguntó Erika.— hay un modelo que fue al baño pero regresara en poco.

—Perfecto pero creo que tendremos que hacer de nuevo el casting, no creo que se vean bien con mi colección.

—Claro no hay problema —dijo Erika, pasando la mirada por los modelos.

—Claro que lo hay, claro qué hay problema—dijo Felipe, acercándose rápidamente a ellas. Mirando fijamente a Victoria— ¿Piensas volver a seleccionar a los modelos? ¡Perderemos más tiempo!— le gritó.

Victoria suspiró y jugó con sus manos, totalmente nerviosa. ¿Realmente era una pérdida de tiempo hacer un nuevo casting?

—Amor... solo necesito un poco más de tiempo—susurró, pasándose la mano por el cabello— Dios, apóyame... no quiero ver mis diseños en personas que no quedan en el concepto que elegí. He trabajado demasiado en esto.

—¡Se hará a mi manera!— dijo Felipe, gritándole.— Eres mi mujer y tienes que hacer lo que yo diga.

—Así no es como se le habla a una dama —dijo una voz masculina.

Felipe volteó a ver a aquel chico de ojos oscuros y suspiró molesto. Victoria tragó saliva al ver a Danilo cruzarse de brazos con el rostro totalmente tenso.

—No me vas a decir cómo tratar a mi prometida.

—Erika… quiero modelos como él—dijo Victoria, sintiendo una bola de nervios en el estómago.

—Él es uno de los modelos.—respondió Erika, orgullosa de haberlo escogido.

—Am...—comenzó a hablar Victoria, sintiendo que vomitaría de nervios— ¿Puedo hablar un momento contigo a solas?

Danilo frunció el ceño y asintió rápidamente. Sabiendo a la perfección lo que ella estaba a punto de decirle. Únicamente la siguió, observándola. Admirando su belleza.

Felipe miró a su mujer hablar con ese hombre. Totalmente lejos de él. Molesto al no poder escuchar la conversación  que tenían en esos momentos. Metió las manos en sus bolsillos y gruñó con fuerza sin dejar de verlos. ¿Quién era ese hombre y por qué había tenido el derecho de hablarle de esa manera?

—¿Qué haces aquí?— preguntó Victoria, llevándose las manos a la cabeza—¿Qué quieres?—preguntó—¡No voy a darte dinero!

—Yo no sabía que tú eras la diseñadora, te lo prometo.—respondió él antes de reír—¡No es mi culpa que él destino nos vuelva a cruzar!

—¡No voy a creerme ese juego!

—¡Pero es la verdad!—soltó Danilo.

—¡Eres stripper, no un modelo de alta costura!— le dijo ella, apuntándolo—¡No intentes venir a mentirme!

Danilo suspiró con fuerza, cruzándose de brazos frente a ella mientras tensaba su rostro.

—¡Estás discutiendo conmigo por un trabajo cuando debería de importarte más que tu esposo no descubra que eres una folla strippers!

—¡Pero si tu iniciaste… sabes que, solo vete! Estoy segura que estás aquí para causarme problemas.

—Ese es el problema de las personas ricas.—respondió molesto— se creen lo suficiente importantes como para pensar que siempre estamos tras de ustedes. ¡Solo estoy trabajando, solo quiero dinero para poder mantenerme! No me interesa arruinar tu compromiso, solo quiero trabajar.

Victoria suspiró molesta antes de simplemente asentir con los labios tensos.

—¡Bien!—solo.— te pido una disculpa. Soy una paranoica.

—Bien—respondió él, molesto.  

—Ya que estás aquí—susurró ella con nerviosismo—¿Crees que tus amigos Strippers quisieran ser modelos para mi?— preguntó tímidamente.— les pagaré bien.

Danilo la miró por un momento, observando como la mirada de Victoria se iluminaba ligeramente de emoción. Sonrió ampliamente con una sonrisa burlesca y asintió. Miró la perfecta belleza de Victoria y se disculpó mentalmente con aquel hombre de traje, puesto que estaba totalmente decidido a dejarlo sin su futura novia.

La quería para él y la iba a tener.

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