Incrédula guardo silencio, mirando a Cedric a los ojos, esperando que se riera o simplemente me dijera que estaba bromeando.

Pero esa broma nunca llegó…

—¿Estás hablando en serio? —pregunté sorprendida.

—Amara… —dijo mi nombre como si intentara excusarse.

—No, creí que estábamos del mismo bando, ¿Y ahora esperas alejarme?

—Lo hago por tu propia seguridad —insistió Cedric—, quiero mantenerte a salvo.

—¿Y harás eso alejándome?

—Sí, porque no creo que pueda protegerte a ti o a nadie más…

No me había puesto a pensar en eso, pero creo que la muerte de Luis afectó a Cedric más de lo que aparentaba. El amable Alfa ahora lucía perturbado, muy preocupado, como si temiera que él no fuera suficiente para solucionar todo lo que estábamos pasando.

—Escúchame —le dije tomando su mano y mirándolo a los ojos finalmente—, lo que pasó hoy no fue tu culpa.

—Lo sé… —dijo él era un susurro, aunque yo no podía creerle.

—Estoy hablando en serio, estás haciendo lo más que puedes y con las cosas que tienes