Ethan
—Deja eso, no puedes seguir así toda tu vida —me dice Jordán, mi mejor amigo y abogado.
—¡Déjame! Si no vienes con Rose entonces no quiero nada —quise levantar la copa de vino, pero antes de llegar a beberlo se me cayo y sentí los cristales reventarse a mis pies.
—Rose no volverá, y esto no la traerá de regreso —dice él haciendo referencia a mí estado de ebriedad.
—Si ves eso —señalo los cristales en el suelo y él afirma —Así quedó mí corazón desde que ella se fue ¿Por qué? Dime porque a mí —mientras me hundía en mí sufrimiento Jordán me ayuda a levantarme de la sala de mí casa y me ayuda a llegar a mí habitación, cómo puedo me acuesto en mí cama y al hacerlo todo empieza a girar en mi cabeza.
—Apaga la luz por favor —fue lo último que dije y me sumí en el más profundo de los sueños.
Horas más tarde me despierto con una resaca que me taladra la cabeza, me encuentro en mí habitación y parezco un pordiosero, llevo mí mano a la cabeza y creo que toque fondo, es hora de un cambio.