No puede ser ¿Qué hace Federico aquí y por qué está con esa mala forma? Total, ha pasado tiempo desde la última vez que hablamos donde le dije que lo nuestro había terminado y no se ha inmutado por saber de su hijo, ni por quererlo ver.
¿A qué se debe todo esto? Y lo más importe ¿cómo sabe que estoy en casa? Sus patadas comienzan a sonar como truenos contra la puerta y hacen que me estremezca. Nunca había visto esta parte de Federico, no estoy acostumbrada a escucharlo dando gritos, ni siquiera cuando le arruiné su fiesta de cumpleaños.
Me levanto del regazo de Alan, pero este me agarra del brazo
– Por tu cara de espanto, supongo que ese es tu ex ¿no?
– Sí, es él, mejor le abro la puerta antes de que en verdad me la eche abajo a patadas
– Nena, no tienes por qué hacerlo, él n