-Yo no te quiero compartir-
Ella volteo buscando sus ojos, él se perdió en los suyos, un ojo de cada color, uno color plata como la luna, y otro morado donde te podrías perder.
Como dos imanes sus labios fueron atraídos por una fuerza invisible.
La brisa del bosque entraba por la ventana, junto con la luz tenue de un sol que estaba por ocultarse, el corazón de Selini resonaba en sus oídos mientras su beso se intensificaba, sintió que pasaron horas en ese beso, dulce, cálido y salado.
Se separaron un poco solo para verse a los ojos, sosteniendo sus miradas, perdidas en los ojos de su pareja, una tensión palpable invadía la habitación, los labios de ella pidieron probar más de los de él.
Una respiración profunda, una sensación de tener fuego en los pulmones, con un suave movimiento el beso resurgió.
El aroma de ella intoxicaba su nariz, el calor de su piel le quemaba aun por encima de la ropa, una palabra surgió en su corazón – Solo te quiero a ti- le dijo luchando con los la