La emoción era evidente; no conocía a este nuevo pariente, al menos no lo había conocido en persona, pero saber que tenía un nuevo aliado a su favor y en contra de Arianna, la hacía sentirse reconfortada; en realidad comenzaba a sentir que el mundo se le ponía en contra, pero con alguien más a su lado además de su padre, se sentía poderosa. Maximiliano vio como Mariana parecía demasiado feliz, y aunque no le gustaba para nada tener a Marcus y sus secretos con el tan cerca, sí que representaba una ventaja para mantener a su imprudente hija tranquila, una sonrisa se dibujó en el rostro del cruel hombre…con su hija incondicionalmente de su lado, todo lo que una vez fue de los Prego y también la cuantiosa fortuna dejada por su madre, podía ser suyo.

Las sonrisas brillantes y las poses extrañas, llenaban esa mañana el restaurante favorito de Mariana Urriaga. Selfie tras selfie, la joven sonreía mientras su padre y su tío la secundaban en todo y posaban junto a ella para la cámara del celul