Celeste se encontraba sumida en la desesperación al observar sus desalentadoras notas. Agarraba su cabeza con desesperación, buscando una solución mágica que le permitiera mejorar su situación académica. Suspiraba con frustración mientras admiraba a sus compañeros de clase, que parecían dominar con facilidad los contenidos y obtener las mejores calificaciones. Era consciente de que necesitaba un cambio drástico en su estrategia de estudio si quería salvar sus asignaturas.
—Mónica, querida amiga, no sé qué hacer —susurró Celeste, con los ojos llenos de confusión y anhelo.Su amiga Mónica, perpleja y confundida, buscaba consolarla y ayudarla a encontrar un camino que la llevara a la superación. Sabía lo importante que era para Celeste tener éxito académico y comprendía la presión que sentía. Por eso, se sumergió en un mar de reflexiones para encontrar las palabras precisas que le brindaran consuelo y aliento.—¿Cuál es tu plan, Celeste? ¿Qué estás dispuesta a hacer? —inquirió Mónica, tratando de comprender la extraña determinación de su amiga.Celeste, en un silencio lleno de pensamientos perversos, sabía que ya había trazado en su retorcido corazón una solución que buscaba desesperadamente. Temía revelar sus intenciones, consciente de que iba en contra de sus valores y la ética académica. Sin embargo, en su búsqueda desesperada por salir adelante, sintió cómo la tentación se apoderaba de ella.—Me acostaré con el profesor, Mónica. Sí, así es, mi intención es seducirlo para que mis notas se eleven a las alturas del placer —reveló Celeste con una mirada traviesa y un tono cargado de intriga.Mónica quedó perpleja ante tal confesión.—¡Estás loca, Celeste! El profesor, es un señor maduro y atractivo, no podrías hacer algo así...Mónica se acercó a Celeste, colocando su mano en el hombro de su amiga. Sabía que debía intervenir antes de que Celeste cometiera un error irreparable.—Somos jóvenes, Celeste. Aún tenemos muchas oportunidades para mejorar nuestras notas. No necesitas recurrir a este tipo de medidas extremas. Sé que la presión de nuestros padres es abrumadora, pero debemos encontrar una solución más adecuada.Celeste apartó la mirada, luchando entre sus deseos y la voz de la razón. Sabía que Mónica tenía razón, pero también sentía una presión insoportable por parte de sus padres y temía las consecuencias si no lograba mejorar sus calificaciones.—Mónica, no entiendes lo que estoy pasando. Mis padres están constantemente presionándome para que tenga un futuro exitoso. Si no apruebo estas asignaturas, me enviarán al extranjero con esos terribles tíos que siempre me han tratado mal —confesó Celeste con temor en sus palabras.Mónica, con lágrimas en sus ojos, abrazó a Celeste y le rogó comprensión. Sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras su amiga se hundía en la desesperación y tomaba decisiones equivocadas.—Por favor, no llores, no quiero verte partir. Pero recuerda que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase. Podemos encontrar otra solución, Celeste. Juntas podemos superar esto.Celeste miró a Mónica, agradecida por su apoyo incondicional. Sin embargo, en el fondo, sabía que su decisión ya estaba tomada. Había llegado a conocer al profesor Wilson y sus métodos durante el tiempo que llevaban en la universidad, y sentía que esta era la última opción que le quedaba.Con el apoyo y la complicidad de su amiga, Celeste se dispuso a poner en marcha su atrevido plan. Ajustó su ropa de manera seductora, desabrochó estratégicamente los botones de su camisa y elevó la falda con sutileza, preparándose para recibir al profesor Wilson en una danza tentadora y provocativa.El tiempo pasaba y el profesor Wilson no llegaba. La tensión y la excitación aumentaban en el aire, dejando a Celeste sumergida en un mar de ansiedad y deseos incontenibles. Mónica, en silencio, observó a su amiga y decidió que no podía abandonarla en este momento crucial. Se acercó a Celeste y le dio un abrazo de apoyo.—Estoy aquí para ti, Celeste. No importa cuál sea el resultado, te apoyaré. Sé que podemos encontrar una solución juntas.Se sintió abrumada por la frustración que la invadía y decidió tomar asiento para intentar tranquilizarse. Buscó refugio en la música, poniéndose los auriculares y sumergiéndose en sus notas melódicas. La relajación la envolvió tanto que gradualmente se fue sumergiendo en un dulce sueño.En ese preciso instante, la puerta del salón se abrió de par en par, y todas las alumnas se quedaron sin palabras al contemplar la entrada de un hombre de una belleza impactante. Era simplemente irresistible. El rumor entre los alumnos llegó rápidamente a sus oídos.—Ya viste. —comenzaron a comentar los alumnos. —Sí, ya vi —dijeron con la boca abierta, incapaces de resistirse a la apariencia del recién llegado —Pero qué hombre.El profesor, ajeno a la revolución que su presencia había causado, se presentó con seriedad y firmeza.—Hola a todos, me presento. Mi nombre es Thomoe y seré su nuevo profesor de aritmética —dijo Thomoe, manteniendo su mirada fija en la clase.Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los murmullos y las especulaciones empezaran a surgir entre los alumnos.—Y, ¿no querrá ser también nuestro profesor de Sexología? —se preguntaban entre sí, buscando alguna manera de encontrar una conexión más íntima con aquel hombre que despertaba sus deseos más ocultos.En medio de toda aquella conmoción, Celeste seguía entregada a un sueño profundo, ajena a todo lo que sucedía a su alrededor. Mónica, consciente de la necesidad de despertarla, la movía con desesperación, pero sus esfuerzos eran en vano. Celeste dormía placenteramente, ajena al bullicio y a la presencia del fascinante profesor.Thomoe, irritado por la pasividad de Celeste, se acercó a ella con gesto de desaprobación. No sabía si sentirse molesto o desconcertado por la actitud de su alumna. Decidió intentar despertarla de una vez por todas.—Despierta —gritó Thomoe con firmeza.El despertar de Celeste fue todo menos convencional. Aún adormecida, respondió de manera torpe y graciosa.—4x2 son... ¡madre mía! —dijo, volviendo en sí de forma hilarante.Aquella respuesta inesperada hizo que todos soltaran una carcajada, incluso el propio Thomoe no pudo evitar una sonrisa.—¡Qué guapo está, perdón! ¿Quién es usted? —exclamó Celeste en voz alta, dejando claro su fascinación hacia el apuesto profesor.Mónica, percatándose de la situación un tanto incómoda, susurró a Celeste en un tono de advertencia.—Celes, cállate —le dijo en voz baja.Tomoe, algo confundido pero todavía intrigado por la ocurrencia de Celeste, no pudo evitar preguntarle sorprendido.—¿Desde cuándo la respuesta es «madre mía»? —cuestionó, dudando internamente sobre la inteligencia de la joven.En el fondo de su mente, Celeste se sintió halagada por las palabras del profesor, y un ligero rubor se apoderó de sus mejillas.—Soy Thomoe, tu nuevo profesor de aritmética —afirmó Thomoe, intentando recuperar la compostura.—Sí, profesor —respondió Celeste de forma coqueta y dulce, dejando en claro su interés y atracción hacia él.«Creo que hace calor», pensó Tomoe, permitiéndose deslizarse en un momento de fantasía en el que imaginaba sus labios rozando los de ella.La situación se volvía cada vez más embarazosa, pero antes de que pudieran continuar cómplices en su pensamiento, Tomoe decidió retomar el control de la clase y poner un alto a aquella atracción innegable.—Celeste, escribe mi nombre en tu libreta con corazones y todo, como si estuvieras enamorada —dijo Thomoe en broma, intentando desviar la atención hacia la materia que debían estudiar. Carraspeó y continuó—. Señorita, siéntese correctamente para comenzar la clase.El profesor se dio media vuelta y se dirigió hacia el pizarrón, donde comenzó a escribir su nombre con seguridad y autoridad.—Amiga, tus babas —dijo Mónica, notando la fascinación y la distracción de Celeste.—Es que la aritmética se ha convertido en mi nueva clase favorita —respondió Celeste, mordiendo su labio de manera coqueta y llevando la pluma a su boca mientras seguía observando al profesor con ojos de deseo y admiración.—Sí, al igual que todas las otras alumnas, que fingen prestar atención —murmuró Mónica, con una mezcla de sarcasmo y complicidad, mientras todas las demás chicas continuaban fingiendo tomar notas, pero sus miradas se perdían en la inconfundible figura del profesor que movía su trasero cautivadoramente frente a ellas.★Nota de autor:¿Qué opinas sobre la decisión de Celeste de seducir al profesor para mejorar sus notas?¿Qué papel juega la amistad de Monica en la historia?¿Crees que sus consejos ayudarán a Celeste?¿Qué opinas sobre la llegada del nuevo profesor Thomoe y su impacto en la clase?¿Qué crees que sucederá a continuación en la historia, especialmente con la relación entre Celeste y el profesor Thomoe?Gracias por su lectura no olviden seguirla novela y seguirme a mi para recibir más actualizaciones...saludos.★Continuamos....Celeste estaba decidida. Había llegado el momento de llevar su plan de seducción al siguiente nivel y no dejaría que nada la detuviera.Sus ojos azules brillaban con determinación mientras asumía el papel del irresistible profesor Thomoe.Podía sentir cómo su confianza se elevaba hasta alcanzar su objetivo: obtener el anhelado 10 en su calificación.Con una voz firme, pronunció las palabras:—Seguiré con el plan.La reacción de incredulidad en el rostro de Mónica no la intimidó en absoluto.Con valentía, le respondió:—Tal vez esté un poco loca, pero necesito ese 10.Celeste sabía que no sería una tarea fácil, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo.A medida que avanzaba el día, Celeste comenzó a sentir algo más que el simple deseo de obtener una buena calificación. El aura magnética y la mirada intensa del profesor Thomoe despertaron en ella emociones desconocidas. Intentaba disimularlo, pero en secreto sus ojos constantemente se desviaban hacia él, busc
—Celeste... ¡Despierta! —gritaba Mónica mientras sacudía enérgicamente a Celeste, tratando de despertarla de su profundo sueño.La joven abrió lentamente los ojos, todavía adormilada y confundida por haber sido despertada tan bruscamente.Preguntó con voz somnolienta: —¿Qué pasa?—Te quedaste dormida —respondió Mónica.Nada era lo que parecía.Todo lo que Celeste creía real resultó ser solo fantasías con su profesor.Las palabras de su amiga golpearon a Celeste como un balde de agua fría. Un torbellino de emociones surgía en su pecho, desde la confusión hasta el deseo desenfrenado. Deseaba que la conexión ardiente con su profesor trascendiera la imaginación y se convirtiera en algo tangible.Mientras procesaba estas revelaciones, Mónica señaló hacia el frente, donde el profesor Thomoe, con su aura misteriosa y atractiva, las observaba en silencio. El brillo intenso en sus ojos azules transmitía una mezcla de fascinación y autoridad que dejaba a Celeste sin aliento.El profesor rompió e
Mónica y Celeste, exhaustas después de un largo día de clases, decidieron relajarse en el parque cercano. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras las hojas de los árboles susurraban suavemente con la brisa de la tarde.—Dime, Celeste, ¿qué te comentó el profesor? —preguntó Mónica, con un brillo de curiosidad en los ojos.—Me dijo que debo ser la primera en entregar el proyecto y que mi antiguo profesor mencionó que mis calificaciones eran bajas —respondió Celeste con un suspiro, notándose el peso de sus palabras.—¿Y qué piensas hacer al respecto? Ya sabes cómo son nuestros padres, les preocupa tu rendimiento —mencionó Mónica, mientras se acomodaba en el césped, observando las nubes que pasaban lentamente por el cielo.—Lo sé, pero parece que no entienden que estoy haciendo mi mejor esfuerzo. Insisten en mandarme a ese convento, sin importar lo que yo piense —dijo Celeste, con una expresión de frustración en su rostro, jugueteando con una ramita que encont
Al día siguiente, muy temprano, Mónica y Celeste estaban en una llamada. Mónica había llamado emocionada para contarle lo que había pasado.—¡Celeste, adivina qué! —exclamó Mónica con entusiasmo del otro lado de la línea, con un grito emocionado.—¿Qué pasa? No me dejas dormir —respondió Celeste con pereza desde la llamada.—¡El profesor me puso 'A' en mi proyecto! ¡Gracias, te adoro, Celeste! —Mónica estaba emocionada, sabiendo que nunca antes había obtenido una calificación así, ya que, aunque era muy inteligente, la aritmética no se le daba tan bien. Por otro lado, Celeste destacaba en esa materia.Celeste saltó de la cama al enterarse de la calificación de su amiga, pero al mismo tiempo se preguntaba por qué aún no había recibido la suya.—¿Qué? A mí no me ha enviado mi nota —exclamó con decepción.—Amiga, tal vez aún no revisa el tuyo —trató de consolarla Mónica.—Pero dijo que sería el primero —respondió Celeste, mostrando su decepción.Celeste cortó la llamada y envió un correo
La joven llegó a su casa con el corazón acelerado, debido a la conversación con su profesor en el autobús. Al llegar a su casa, corrió a su habitación, cerró la puerta de un portazo y recargó su cabeza en la puerta de la habitación.—¿Qué estará pensando ese hombre? —murmuró en voz baja mientras cerraba los ojos y no podía dejar de pensar en su profesor y en las palabras que intercambiaron en el autobús. Se tiró en la cama y cayó en un sueño profundo.En medio de ese sueño, se encontraban dos personas entrelazadas mientras el éxtasis se podía sentir en toda su plenitud.—Vamos, muévete más —le pidió el hermoso hombre que estaba recostado en la cama, mientras ella brincaba arriba de él.—haaaa, sí, así —pronunció Celeste cerrando los ojos y dejándose llevar por las sensaciones que estaba experimentando en ese momento.—¡Más rápido! —pidió Thomoe, tomándola de las caderas para aumentar la velocidad.Él jaló su cabello, la hizo girar y luego la puso a cuatro patas.—¿Por detrás? —pregunt
El profesor, con paso lento pero decidido, se aproxima a Celeste, su figura imponente contrastando con la delicadeza de la joven.—¿Qué debo hacer? —se pregunta Celeste, sintiendo un cosquilleo nervioso en el estómago.Al estar Thomoe cerca, ella lo besa con timidez, sus labios se encuentran en un gesto lleno de anhelo.—¡Qué encantadora te ves! —murmura Thomoe, con su voz grave y profunda resonando en la habitación.Se besan con pasión, sus cuerpos se acercan en un abrazo íntimo y ardiente.—Celeste, te estoy hablando —la saca de su ensueño Thomoe, su tono firme pero cariñoso.«Estoy solo fantaseando», piensa Celeste, sus mejillas ardiendo de vergüenza y deseo.Thomoe está parado en la puerta con su ropa puesta, su mirada intensa y penetrante fija en ella.—¿Qué te pasó en la mejilla? —pregunta Thomoe, sus ojos escudriñando el rostro de Celeste con curiosidad.—Haa, dormí sobre mi mano y se me marcó, por más que traté de taparla con maquillaje no sirvió de nada, no sé maquillar —dic
—¿Por qué llegaste tan tarde? —inquirió Dan con una arruga de preocupación en la frente, ansioso por conocer el paradero de su hermano mayor.—¿Por qué te importa? —respondió Thomoe con un tono de desinterés evidente en su voz, mientras desviaba la mirada.Alberto observó con preocupación: «Si así habla con su hermano... Este hombre me intimida» pensó, frunciendo el ceño ante la actitud distante de Thomoe.—¡Qué adorable pareja hacen! —exclamó Alma, con una sonrisa en los labios al ver a Thomoe y Dan juntos, sin sospechar siquiera que eran hermanos.—Siéntate a mi lado —invitó Dan con una sonrisa amable, haciendo que Alma imaginara más romances entre ellos, mientras los veía como una pareja encantadora.A pesar de la negativa inicial de Thomoe, al final cedió, sentándose junto a Dan con una mueca de resignación, donde había dos asientos vacíos junto a él.Después de un breve momento, Alma tomó asiento junto a Dan, mientras Celeste, con una mirada expectante, finalmente cruzaba el umbra
—No es justo, realmente quería acabar —pensó triste Celeste mientras observaba con desánimo la habitación.Con pasos apresurados, Celeste se dirigió hacia su recámara, deseando escapar del ambiente tenso que se palpaba en la casa antes de que sus padres comenzaran otra de sus acaloradas discusiones. Agarró su computadora portátil y se dejó caer pesadamente en el sofá, buscando refugio en la pantalla luminosa.Al ver un correo del profesor parpadeando en la pantalla, frunció el ceño y se preguntó: —¿Qué es esto?——Espero que te sea útil —leyó Celeste en voz alta, las palabras del profesor resonando en su mente.¿Qué? ¿Cuándo grabó eso? Con manos temblorosas, abrió el archivo adjunto, encontrándose con las grabaciones de lo que sucedió debajo de la mesa en la reunión.Celeste miró el video con atención, cada detalle alimentando su creciente indignación. Todo había sido real y ahora tenía pruebas tangibles de ello.—Tendrá que compensármelo, me dejó muy caliente —respondió Celeste al corr