Capítulo 3: Todo un sueño.

—Celeste... ¡Despierta! —gritaba Mónica mientras sacudía enérgicamente a Celeste, tratando de despertarla de su profundo sueño.

La joven abrió lentamente los ojos, todavía adormilada y confundida por haber sido despertada tan bruscamente.

Preguntó con voz somnolienta: —¿Qué pasa?

—Te quedaste dormida —respondió Mónica.

Nada era lo que parecía.

Todo lo que Celeste creía real resultó ser solo fantasías con su profesor.

Las palabras de su amiga golpearon a Celeste como un balde de agua fría. Un torbellino de emociones surgía en su pecho, desde la confusión hasta el deseo desenfrenado. Deseaba que la conexión ardiente con su profesor trascendiera la imaginación y se convirtiera en algo tangible.

Mientras procesaba estas revelaciones, Mónica señaló hacia el frente, donde el profesor Thomoe, con su aura misteriosa y atractiva, las observaba en silencio. El brillo intenso en sus ojos azules transmitía una mezcla de fascinación y autoridad que dejaba a Celeste sin aliento.

El profesor rompió el silencio y se dirigió a Celeste con voz suave pero firme:

—Celeste, si ya terminaste de soñar despierta, ¿serías tan amable de venir al frente y resolver el ejercicio?

Un cosquilleo de nervios recorrió la espalda de Celeste al levantarse de su asiento. Su cabello ondeaba con gracia a cada paso, y sus manos temblaban ligeramente de ansiedad.

A pesar de su apariencia tranquila y reservada, era evidente que detrás de esa aparente fragilidad se escondía una determinación férrea.

A medida que se acercaba al pizarrón, podía sentir la mirada penetrante del profesor Thomoe sobre ella, como si pudiera ver a través de sus pensamientos más profundos.

La sala de clases parecía estar en silencio cuando Celeste se concentraba en resolver el ejercicio. Cada trazo en el pizarrón era un desafío que superaba con habilidad, demostrando su aguda inteligencia y destreza para resolver problemas.

A pesar de no recordar la mayoría de su pasado debido a un trágico accidente, cada pequeño logro era una victoria sobre las sombras del olvido que la perseguían. Al finalizar el problema con un gesto de triunfo, una ovación silenciosa resonaba en la sala, reconociendo su habilidad y determinación.

El profesor Thomoe observó con orgullo la impecable resolución del ejercicio por parte de Celeste. Su rostro grave se iluminó brevemente con una sonrisa sutil antes de dirigirse a ella con voz cálida.

—Excelente trabajo, Celeste.

Un escalofrío de emoción y gratitud recorrió a Celeste al recibir el elogio del profesor. En ese instante, la sala de clases pareció impregnada de una complicidad y respeto mutuo entre ambos, una conexión que trascendía las palabras y alcanzaba un entendimiento profundo.

El profesor Thomoe se quedó admirado por el desempeño de Celeste, pero también por su belleza inocente y encanto natural. En su mente, pensó en lo afortunado que era de tenerla como alumna. Sin embargo, sabía que debía mantenerse profesional.

—Puedes tomar asiento, Celeste. Excelente trabajo —balbuceó el profesor, intentando ocultar la atracción que sentía hacia ella.

Mónica, al notar el brillo en los ojos de Celeste, le susurró al oído.

—Amiga, parece que estás completamente fascinada por el profesor. Celeste, sintiéndose avergonzada, respondió en un susurro.

—Si tan solo supieras las fantasías que he estado teniendo últimamente...

Aunque la trama de la mente de Celeste todavía está plagada de incertidumbre y secretos ocultos en su pasado debido a la pérdida de memoria, el anhelo de establecer una conexión profunda con el profesor Thomoe sigue ardiendo en su interior, creando una tensión palpable entre los dos.

—Ya puedo imaginármelo, con tu mente explorando esos lugares oscuros. Pero, ¿has llegado a escribir alguna de esas fantasías? —preguntó Mónica.

Celeste solía plasmar todas sus locas fantasías en un archivo de su celular, escribiendo cada uno de sus pensamientos más atrevidos.

—Muy bien, chicos, necesito que me entreguen un proyecto sobre las bases de la aritmética y cómo aplicarlas para el próximo lunes. Tienen todo el fin de semana para hacerlo —pidió el profesor. —Ya pueden retirarse, excepto tú, Celeste.

—¿Yo? ¿Qué habré hecho ahora? —se preguntaba Celeste desconcertada.

—¿Amiga? —preguntó Mónica, confundida por la situación.

—No tengo ni idea —respondió Celeste, sin saber exactamente por qué Thomoe la quería ver después de clases.

—Vamos, Celeste.

«Seguramente me regañará por algo» pensó mientras se preparaba para afrontar la posible reprimenda.

El profesor se acercó a ella y se sentó en la silla junto a su escritorio, lo cual hizo que Celeste recordara todas aquellas fantasías que habían invadido su mente en días recientes.

—Profesor, tienes algo en la mejilla —dijo Celeste mientras lo limpiaba, provocando que el profesor se sintiera incómodo con su cercanía. —¿De qué quería hablar conmigo? —añadió, sintiendo cómo su rostro se volvía rojo como un tomate.

—Gra... Gracias —tartamudeó Thomoe, demostrando un poco de nerviosismo, pero luego carraspeó para aliviar la tensión acumulada. —Sí, bien, he notado que tus notas han bajado. Tu antiguo profesor me comentó que estás al borde de reprobar la materia. Lo que no entiendo es cómo tenías las mejores calificaciones en un principio. ¿Qué es lo que te falta para motivarte? —preguntó Thomoe.

«Que tú estés junto a mí en mi cama» pensó Celeste, dejando escapar un suspiro interno.

—Me pondré a estudiar más. No estaba motivada, eso es todo —respondió ella finalmente.

—Quiero que me envíes tu proyecto. Será el primero que leeré hoy mismo —dijo Thomoe.

—Sí, profesor. Lo enviaré lo más pronto posible —aseguró Celeste.

—Bien, ya puedes irte —pronunció Thomoe, dándole permiso para retirarse.

Celeste salió del salón, pero en su mente seguía pensando en todas las fantasías que había tenido con el profesor Thomoe. «¡Qué linda eres! ¡Qué bella te ves al caminar!» pensó Thomoe al verla salir del salón.

—Te extraño tanto —murmuró para sí mismo, mientras una oleada de recuerdos de Celeste recostada en su cama, cubierta apenas por una sábana ligera y con los ojos cerrados, invadían su mente.

Los recuerdos de aquella hermosa mujer despertaban en él un deseo intenso de tener a Celeste a su lado.

¿Podrían contener sus sentimientos y mantener la relación puramente académica, o sucumbirían a la tentación que los envolvía cada vez que estaban juntos? Solo el tiempo y sus decisiones revelarían el desenlace de esta historia llena de pasión y misterio.

★¿Qué esperas que suceda a continuación en la historia después de este encuentro entre Celeste y el Profesor Thomoe?

Gracias por su lectura.

Saludos...

Continuamos....

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