—Celeste... ¡Despierta! —gritaba Mónica mientras sacudía enérgicamente a Celeste, tratando de despertarla de su profundo sueño.
La joven abrió lentamente los ojos, todavía adormilada y confundida por haber sido despertada tan bruscamente.Preguntó con voz somnolienta: —¿Qué pasa?—Te quedaste dormida —respondió Mónica.Nada era lo que parecía.Todo lo que Celeste creía real resultó ser solo fantasías con su profesor.Las palabras de su amiga golpearon a Celeste como un balde de agua fría. Un torbellino de emociones surgía en su pecho, desde la confusión hasta el deseo desenfrenado. Deseaba que la conexión ardiente con su profesor trascendiera la imaginación y se convirtiera en algo tangible.Mientras procesaba estas revelaciones, Mónica señaló hacia el frente, donde el profesor Thomoe, con su aura misteriosa y atractiva, las observaba en silencio. El brillo intenso en sus ojos azules transmitía una mezcla de fascinación y autoridad que dejaba a Celeste sin aliento.El profesor rompió el silencio y se dirigió a Celeste con voz suave pero firme:—Celeste, si ya terminaste de soñar despierta, ¿serías tan amable de venir al frente y resolver el ejercicio?Un cosquilleo de nervios recorrió la espalda de Celeste al levantarse de su asiento. Su cabello ondeaba con gracia a cada paso, y sus manos temblaban ligeramente de ansiedad.A pesar de su apariencia tranquila y reservada, era evidente que detrás de esa aparente fragilidad se escondía una determinación férrea.A medida que se acercaba al pizarrón, podía sentir la mirada penetrante del profesor Thomoe sobre ella, como si pudiera ver a través de sus pensamientos más profundos.La sala de clases parecía estar en silencio cuando Celeste se concentraba en resolver el ejercicio. Cada trazo en el pizarrón era un desafío que superaba con habilidad, demostrando su aguda inteligencia y destreza para resolver problemas.A pesar de no recordar la mayoría de su pasado debido a un trágico accidente, cada pequeño logro era una victoria sobre las sombras del olvido que la perseguían. Al finalizar el problema con un gesto de triunfo, una ovación silenciosa resonaba en la sala, reconociendo su habilidad y determinación.El profesor Thomoe observó con orgullo la impecable resolución del ejercicio por parte de Celeste. Su rostro grave se iluminó brevemente con una sonrisa sutil antes de dirigirse a ella con voz cálida.—Excelente trabajo, Celeste.Un escalofrío de emoción y gratitud recorrió a Celeste al recibir el elogio del profesor. En ese instante, la sala de clases pareció impregnada de una complicidad y respeto mutuo entre ambos, una conexión que trascendía las palabras y alcanzaba un entendimiento profundo.El profesor Thomoe se quedó admirado por el desempeño de Celeste, pero también por su belleza inocente y encanto natural. En su mente, pensó en lo afortunado que era de tenerla como alumna. Sin embargo, sabía que debía mantenerse profesional.—Puedes tomar asiento, Celeste. Excelente trabajo —balbuceó el profesor, intentando ocultar la atracción que sentía hacia ella.Mónica, al notar el brillo en los ojos de Celeste, le susurró al oído.—Amiga, parece que estás completamente fascinada por el profesor. Celeste, sintiéndose avergonzada, respondió en un susurro.—Si tan solo supieras las fantasías que he estado teniendo últimamente...Aunque la trama de la mente de Celeste todavía está plagada de incertidumbre y secretos ocultos en su pasado debido a la pérdida de memoria, el anhelo de establecer una conexión profunda con el profesor Thomoe sigue ardiendo en su interior, creando una tensión palpable entre los dos.—Ya puedo imaginármelo, con tu mente explorando esos lugares oscuros. Pero, ¿has llegado a escribir alguna de esas fantasías? —preguntó Mónica.Celeste solía plasmar todas sus locas fantasías en un archivo de su celular, escribiendo cada uno de sus pensamientos más atrevidos.—Muy bien, chicos, necesito que me entreguen un proyecto sobre las bases de la aritmética y cómo aplicarlas para el próximo lunes. Tienen todo el fin de semana para hacerlo —pidió el profesor. —Ya pueden retirarse, excepto tú, Celeste.—¿Yo? ¿Qué habré hecho ahora? —se preguntaba Celeste desconcertada.—¿Amiga? —preguntó Mónica, confundida por la situación.—No tengo ni idea —respondió Celeste, sin saber exactamente por qué Thomoe la quería ver después de clases.—Vamos, Celeste.«Seguramente me regañará por algo» pensó mientras se preparaba para afrontar la posible reprimenda.El profesor se acercó a ella y se sentó en la silla junto a su escritorio, lo cual hizo que Celeste recordara todas aquellas fantasías que habían invadido su mente en días recientes.—Profesor, tienes algo en la mejilla —dijo Celeste mientras lo limpiaba, provocando que el profesor se sintiera incómodo con su cercanía. —¿De qué quería hablar conmigo? —añadió, sintiendo cómo su rostro se volvía rojo como un tomate.—Gra... Gracias —tartamudeó Thomoe, demostrando un poco de nerviosismo, pero luego carraspeó para aliviar la tensión acumulada. —Sí, bien, he notado que tus notas han bajado. Tu antiguo profesor me comentó que estás al borde de reprobar la materia. Lo que no entiendo es cómo tenías las mejores calificaciones en un principio. ¿Qué es lo que te falta para motivarte? —preguntó Thomoe.«Que tú estés junto a mí en mi cama» pensó Celeste, dejando escapar un suspiro interno.—Me pondré a estudiar más. No estaba motivada, eso es todo —respondió ella finalmente.—Quiero que me envíes tu proyecto. Será el primero que leeré hoy mismo —dijo Thomoe.—Sí, profesor. Lo enviaré lo más pronto posible —aseguró Celeste.—Bien, ya puedes irte —pronunció Thomoe, dándole permiso para retirarse.Celeste salió del salón, pero en su mente seguía pensando en todas las fantasías que había tenido con el profesor Thomoe. «¡Qué linda eres! ¡Qué bella te ves al caminar!» pensó Thomoe al verla salir del salón.—Te extraño tanto —murmuró para sí mismo, mientras una oleada de recuerdos de Celeste recostada en su cama, cubierta apenas por una sábana ligera y con los ojos cerrados, invadían su mente.Los recuerdos de aquella hermosa mujer despertaban en él un deseo intenso de tener a Celeste a su lado.¿Podrían contener sus sentimientos y mantener la relación puramente académica, o sucumbirían a la tentación que los envolvía cada vez que estaban juntos? Solo el tiempo y sus decisiones revelarían el desenlace de esta historia llena de pasión y misterio.★¿Qué esperas que suceda a continuación en la historia después de este encuentro entre Celeste y el Profesor Thomoe?Gracias por su lectura.Saludos...Continuamos....Mónica y Celeste, exhaustas después de un largo día de clases, decidieron relajarse en el parque cercano. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras las hojas de los árboles susurraban suavemente con la brisa de la tarde.—Dime, Celeste, ¿qué te comentó el profesor? —preguntó Mónica, con un brillo de curiosidad en los ojos.—Me dijo que debo ser la primera en entregar el proyecto y que mi antiguo profesor mencionó que mis calificaciones eran bajas —respondió Celeste con un suspiro, notándose el peso de sus palabras.—¿Y qué piensas hacer al respecto? Ya sabes cómo son nuestros padres, les preocupa tu rendimiento —mencionó Mónica, mientras se acomodaba en el césped, observando las nubes que pasaban lentamente por el cielo.—Lo sé, pero parece que no entienden que estoy haciendo mi mejor esfuerzo. Insisten en mandarme a ese convento, sin importar lo que yo piense —dijo Celeste, con una expresión de frustración en su rostro, jugueteando con una ramita que encont
Al día siguiente, muy temprano, Mónica y Celeste estaban en una llamada. Mónica había llamado emocionada para contarle lo que había pasado.—¡Celeste, adivina qué! —exclamó Mónica con entusiasmo del otro lado de la línea, con un grito emocionado.—¿Qué pasa? No me dejas dormir —respondió Celeste con pereza desde la llamada.—¡El profesor me puso 'A' en mi proyecto! ¡Gracias, te adoro, Celeste! —Mónica estaba emocionada, sabiendo que nunca antes había obtenido una calificación así, ya que, aunque era muy inteligente, la aritmética no se le daba tan bien. Por otro lado, Celeste destacaba en esa materia.Celeste saltó de la cama al enterarse de la calificación de su amiga, pero al mismo tiempo se preguntaba por qué aún no había recibido la suya.—¿Qué? A mí no me ha enviado mi nota —exclamó con decepción.—Amiga, tal vez aún no revisa el tuyo —trató de consolarla Mónica.—Pero dijo que sería el primero —respondió Celeste, mostrando su decepción.Celeste cortó la llamada y envió un correo
La joven llegó a su casa con el corazón acelerado, debido a la conversación con su profesor en el autobús. Al llegar a su casa, corrió a su habitación, cerró la puerta de un portazo y recargó su cabeza en la puerta de la habitación.—¿Qué estará pensando ese hombre? —murmuró en voz baja mientras cerraba los ojos y no podía dejar de pensar en su profesor y en las palabras que intercambiaron en el autobús. Se tiró en la cama y cayó en un sueño profundo.En medio de ese sueño, se encontraban dos personas entrelazadas mientras el éxtasis se podía sentir en toda su plenitud.—Vamos, muévete más —le pidió el hermoso hombre que estaba recostado en la cama, mientras ella brincaba arriba de él.—haaaa, sí, así —pronunció Celeste cerrando los ojos y dejándose llevar por las sensaciones que estaba experimentando en ese momento.—¡Más rápido! —pidió Thomoe, tomándola de las caderas para aumentar la velocidad.Él jaló su cabello, la hizo girar y luego la puso a cuatro patas.—¿Por detrás? —pregunt
El profesor, con paso lento pero decidido, se aproxima a Celeste, su figura imponente contrastando con la delicadeza de la joven.—¿Qué debo hacer? —se pregunta Celeste, sintiendo un cosquilleo nervioso en el estómago.Al estar Thomoe cerca, ella lo besa con timidez, sus labios se encuentran en un gesto lleno de anhelo.—¡Qué encantadora te ves! —murmura Thomoe, con su voz grave y profunda resonando en la habitación.Se besan con pasión, sus cuerpos se acercan en un abrazo íntimo y ardiente.—Celeste, te estoy hablando —la saca de su ensueño Thomoe, su tono firme pero cariñoso.«Estoy solo fantaseando», piensa Celeste, sus mejillas ardiendo de vergüenza y deseo.Thomoe está parado en la puerta con su ropa puesta, su mirada intensa y penetrante fija en ella.—¿Qué te pasó en la mejilla? —pregunta Thomoe, sus ojos escudriñando el rostro de Celeste con curiosidad.—Haa, dormí sobre mi mano y se me marcó, por más que traté de taparla con maquillaje no sirvió de nada, no sé maquillar —dic
—¿Por qué llegaste tan tarde? —inquirió Dan con una arruga de preocupación en la frente, ansioso por conocer el paradero de su hermano mayor.—¿Por qué te importa? —respondió Thomoe con un tono de desinterés evidente en su voz, mientras desviaba la mirada.Alberto observó con preocupación: «Si así habla con su hermano... Este hombre me intimida» pensó, frunciendo el ceño ante la actitud distante de Thomoe.—¡Qué adorable pareja hacen! —exclamó Alma, con una sonrisa en los labios al ver a Thomoe y Dan juntos, sin sospechar siquiera que eran hermanos.—Siéntate a mi lado —invitó Dan con una sonrisa amable, haciendo que Alma imaginara más romances entre ellos, mientras los veía como una pareja encantadora.A pesar de la negativa inicial de Thomoe, al final cedió, sentándose junto a Dan con una mueca de resignación, donde había dos asientos vacíos junto a él.Después de un breve momento, Alma tomó asiento junto a Dan, mientras Celeste, con una mirada expectante, finalmente cruzaba el umbra
—No es justo, realmente quería acabar —pensó triste Celeste mientras observaba con desánimo la habitación.Con pasos apresurados, Celeste se dirigió hacia su recámara, deseando escapar del ambiente tenso que se palpaba en la casa antes de que sus padres comenzaran otra de sus acaloradas discusiones. Agarró su computadora portátil y se dejó caer pesadamente en el sofá, buscando refugio en la pantalla luminosa.Al ver un correo del profesor parpadeando en la pantalla, frunció el ceño y se preguntó: —¿Qué es esto?——Espero que te sea útil —leyó Celeste en voz alta, las palabras del profesor resonando en su mente.¿Qué? ¿Cuándo grabó eso? Con manos temblorosas, abrió el archivo adjunto, encontrándose con las grabaciones de lo que sucedió debajo de la mesa en la reunión.Celeste miró el video con atención, cada detalle alimentando su creciente indignación. Todo había sido real y ahora tenía pruebas tangibles de ello.—Tendrá que compensármelo, me dejó muy caliente —respondió Celeste al corr
La imaginación de ambos comenzó a construir un escenario paralelo donde cada detalle cobraba vida.En esa escena imaginada, Celeste estaba envuelta en una suave luz, permaneciendo de pie frente a él, su piel tan resplandeciente bajo la tenue iluminación como un diamante en bruto.Con admiración en los ojos, Thomoe se acercó a ella con un susurro apenas audible, pronunciando «Tete». Su corazón latía con fuerza ante la presencia de la mujer que habitaba tanto en sus sueños como en sus pesadillas.Con un gesto delicado, Thomoe tomó el rostro de Celeste entre sus manos y la besó con una pasión ardiente e inimaginable. Aunque conscientes de que era solo una ilusión, ansiaban fundirse en un beso que pudiera alterar el pasado y reescribir el futuro. Sus labios buscaban ansiosamente el contacto, como un sediento en busca de agua en el desierto.Con suavidad, Thomoe la llevó hacia la cama y la recostó, admirando cada curva de su cuerpo desnudo. Con un suspiro de deleite, Thomoe separó las pier
Celeste, con el proyecto en sus manos, lo envió por correo electrónico después de una larga revisión. Había sido rechazado inicialmente cuando lo entregó al profesor en el autobús, así que se dedicó a corregirlo meticulosamente.—Listo profesor, este es mi proyecto terminado. Por favor, deme una buena calificación —escribió Celeste, adjuntando el proyecto al correo.Después de unos momentos de ansiosa espera, recibió una respuesta de Thomoe:—Tu proyecto es muy bueno, pero aún faltan algunos detalles por pulir. Te he añadido algunas anotaciones en rojo; corrígelas y veremos si tu calificación mejora. Por ahora, tienes un 7.«No puede ser. ¿Acaso no lo hice bien? Debería dejar de fantasear tanto con él y concentrarme en mejorar mis notas» pensó Celeste, sintiendo una mezcla de frustración y desilusión.Decidió abordar el problema y comenzó a redactar un nuevo mensaje:—No me parece justo un 7. A propósito, usted disfrutó de una ll