100. Jugar un juego... el que pierde, muere
Bella
Sucedió muy rápido.
Arrancó jadeos, estremecimientos y miedos.
Al principio pensé que podrían tratarse de imaginaciones mías. Que las casi setenta y dos horas de insomnio finalmente estaban pasando factura, pero no, la imagen era tan clara como terrorífica.
Era tan real como el miedo a perder a mi prima en una batalla que a ella no le correspondía pelear.
Ella no merecía ser víctima de esto.
Y la mafia no podía quitarme de este modo a las personas que quería.
Eché a correr….
Con el aire atascado en mis pulmones y con la fuerza que mis piernas me lo permitieron.
Crucé pasillos, empujé cuerpos y bajé escaleras. Luego, me detuve de súbito. Bastaba girar el pomo de la puerta y encontrarme de bruces con la escena.
No iba a mentir, estaba aterrada. Aterrada hasta la médula. Compartir el mismo espacio con Sandro significaba algo demasiado grande, algo a lo que tenerle miedo.
El muy canalla había encontrado la forma de ganar un amplio margen de ventaja. Su intención principal no era cau