Amir
El mensaje de Anya me ha hecho salir como un lunático de la empresa dejando a un sorprendido Said enfrente de la reunión con los clientes que tenemos agendados, pero el hecho de que solo me haya dicho “Debe venir ya a la casa” ha hecho que los peores escenarios se pasen por mi mente.
Todos y cada uno de ellos son sobre Samira. Estoy mal, muy mal, pero ahora mismo no voy a pensar en ello.
Cuándo el auto se detiene enfrente de la mansión, ni siquiera espero a que el chofer me abra la puerta, me bajo como un rayo y entro prácticamente corriendo mientras que grito el nombre de mi ama de llaves.
—¡Anya!
Entonces veo a la mujer aparecer junto a Maya, lo que me hace fruncir el ceño de inmediato, pues aunque ellas tienen vía libre para venir a la casa, normalmente lo hacen cuándo yo estoy y soy informado con antelación de ello.
—¿Qué estás haciendo aquí, Maya?— le digo de inmediato y aunque se que ella no es como Haifa, pues no hay nada entre nosotros, no puedo evitar la sospecha y