106. El infierno está a punto de desatarse
Samira
El aire se siente espeso en mis pulmones mientras espero junto a Amir y Said, con los binoculares en mis manos temblorosas.
Trato de mantener la compostura, pero la ansiedad y el miedo se entrelazan dentro de mí, amenazando con desbordarse en cualquier momento. No puedo permitirme mostrar debilidad ante Amir; le prometí que podía manejar esta situación, y no quiero decepcionarlo.
Entonces, como si pudiera leerme los pensamientos, siento la calidez reconfortante de la mano de Amir sobre la mía, grande, tibia y familiar y sus palabras tranquilizadoras resuenan en mi mente.
—Todo va a estar bien, princesa. Estoy contigo. Probablemente lo que vamos a ver sea horrible, pero recuerda que esto es solo el inicio, no el final. Vamos a acabar con ese maldito y vamos a liberar a todas las chicas que haya traído.
Una sensación de alivio comienza a desplegarse en mi pecho, aflojando, al menos un poco, el nudo de angustia que lo aprisionaba. Intento darle mi mejor versión de una sonrisa