Sasha
El alba comienza apenas a asomar en el horizonte, pero el aire a nuestro alrededor ya es denso, impregnado de la intensidad de lo que está por venir. Las sombras se desvanecen lentamente, pero en mí persiste otra forma de oscuridad, una angustia sorda que no me abandona. Adrian camina a mi lado, pero la distancia entre nosotros sigue creciendo, no físicamente, sino emocionalmente. Veo la lucha en sus ojos, esta guerra silenciosa que libra contra lo que debemos hacer. Contra lo que nos verán obligados a sacrificar.
El mundo a nuestro alrededor parece estar congelado, como si el tiempo mismo dudara, consciente de que está a punto de cruzar un umbral irreversible. Y yo me siento atrapada entre dos realidades, dos versiones de mí misma. Por un lado, la mujer que soy hoy, dispuesta a todo para proteger a los que amo y romper esta maldición que nos une. Por el otro, la que fui, una mujer ingenua e inconsciente, que nunca habría creído que su destino sería luchar contra fuerzas que no