12. Recuerdos Ardientes
Gabriela
— Definitivamente esto no es lo que pedí, este lugar es un asco, inhabitable.
Escucho quejarse cuando ni siquiera hemos entrado a la oficina y el ya está renegando porque según no es amplia y la vista es horrible, el lugar es grande, el jardín se ve hermoso desde este piso pero don quejas refunfuña por todo.
— ¿Realmente no le gusta?.
— No.
— Fue una de las oficinas que Don Patrón en algún momento ocupo .
— El presidente pudo haber estado aquí pero no me gusta— tomó aire— ¿Sabes que hago con lo que no me gusta? —pregunta y su mirada me hace parpadear varias veces— lo alejó de mí — responde con el impactante celeste de sus ojos, jamás había visto unos ojos tan intensos y jamás nadie me había mirando con tanta intensidad— ni siquiera hay una máquina de espresso— continúa y definitivamente el apodo de don quejas es perfecto para el.
— La mandaré a pedir, ¿Dónde la quiere poner?.
— Donde me dejes ponerla — me ahogo con su doble sentido— !Joder! No aguantas nada.
Lo escuch