22
Sollozo y vuelvo a esconder la cabeza, pero asiento con duda. Siento sus miradas sobre mí, pero no quiero mirarlos a ninguno. Me odiarían cuando lo supieran. Al diablo, yo misma me odio.
—Me trajeron y me hicieron un cacheo. Me arrojaron a una celda y me dejaron allí. Me dieron ropa, un sujetador deportivo y unos pantalones cortos, y una manta. Me alimentaban una vez cada tres días y me daban una botella de agua cada dos. Estaba sola en la celda, pero los guardias venían seguido. Les gustaba torturar y abusar. Beck, esto no te va a gustar, pero necesitas escucharlo. Me presionaban plata en la piel al azar o ponían acónito en alguna comida para enfermarme. Siempre estaba en alerta, nunca me sentía segura porque no sabía cuándo vendría el siguiente castigo. Les gustaba azotarnos. Si gritabas o cerrabas los ojos, volvían a empezar la cuenta. Me golpearon hasta que les dije mi fobia. La única cosa que me destruye, y la usaron en mi contra. Los lugares pequeños y oscuros. Me encerraron en un armario durante 22 horas. Mi ansiedad era tan fuerte que me desmayé y entonces me sacaron. Si no hacía lo que querían, me volvían a encerrar allí. Me negaban la comida si no los dejaba tocarme o usarme. A veces simplemente me encadenaban y lo hacían igual. Solo quería que todo terminara.
Intento decirlo rápido y, al final, las lágrimas vuelven y los recuerdos dolorosos llenan mi mente.
—Fuera —dice Beck con frialdad.
Pienso que habla conmigo y levanto la cabeza de golpe para mirarlo con los ojos bien abiertos. Entonces escucho el arrastrar de sillas y veo cómo los chicos salen en fila. Suspiro aliviada y él me mira.
—¿Pensaste que hablaba contigo ?
Asiento.
—¿Por qué pensarías eso ?
—Pensé que me odiarías —susurro.
—Yo me odio.
—Lex, nunca podría odiarte. Amor, me mata que esto te haya pasado. Lo siento tanto, y voy a pasar cada día intentando compensarte. No deberías odiarte. No vuelvas a decir que te odias. Te amo muchísimo. Eres increíble. Tan fuerte, no creo que alguien más pudiera soportar lo que tú viviste como lo hiciste tú. Me asombras. Pero te prometo, esos desgraciados no volverán a hacerte daño, ni nadie más. ¿Está bien ?
Asiento y sonrío. Él me mira a los ojos, tratando de entender cómo me siento. Estamos tan cerca, y en ese momento no quiero nada más que besarlo.
Así que lo hago. Y siento fuegos artificiales recorrer mi cuerpo. Está sorprendido, por decir lo mínimo, pero después de un momento responde y me devuelve el beso. Me alejo y me sonrojo. Él besa mis mejillas y se ríe.
—¿Te han dicho alguna vez que eres adorable cuando te sonrojas ?
Eso solo hace que me sonroje más.
—En serio, Lex, ¿estás bien ?
Asiento.
—Antes no lo estaba, y no creía que pudiera estarlo jamás, pero desde que te conocí, he estado mucho mejor. No creo que haya llegado todavía, pero estoy progresando.
—¿Tus pesadillas son sobre tus padres ?
Asiento otra vez.
—Y sobre el armario.
Suspira y se pasa una mano por el cabello. Mira su bloc de notas y luego se encuentra con mi mirada. Me da un suave beso en los labios.
—Lexi, mi dulce niña.
—Mi princesa.
Apoya su frente contra la mía y nos quedamos en silencio.
—¡Ey, tortolitos ! ¿Ya terminaron ? ¡Creo que Carter acaba de vomitar ! —grita Hunter del otro lado de la puerta antes de abrirla de golpe.
Escondo la cara en el pecho de Beck y él gime.
—¡Awwww, están acurrucados !
—¡Lárgate, Hunter ! —gruñe Beck.
—Bueno, pensábamos que ahora sería un buen momento para hacer que Ryan cumpla su parte de la apuesta —dice Hunter con una sonrisa traviesa.
Beck sonríe y me mira.
—¿Quieres ver el granero ?
Asiento con una gran sonrisa. Él se ríe y me lanza sobre su hombro. Grito y trato de bajarme, pero él solo me sujeta con fuerza por la cintura.
—Vamos, chicos —grita.
Intento zafarme otra vez, y Beck responde con una palmada en el trasero. Los chicos se ríen y los fulmino con la mirada.
—Beck, vas a romper mis puntos —me quejo.
Sus ojos se agrandan y me baja enseguida, levantándome la sudadera para revisar.
—Lo siento, amor, se me olvidó. Vamos, creo que puedes caminar esta vez.
Y me lleva fuera por un sendero en el bosque.
CAPÍTULO 23Punto de vista de Alexia :Camino por un sendero boscoso detrás de Beck, quien me lleva de la mano. Los chicos avanzan detrás de nosotros, empujándose, molestándose y jugando entre ellos. Beck escucha a alguien quejarse de dolor, sacude la cabeza y se ríe por lo bajo. Llevamos caminando unos diez minutos cuando, de repente, el sendero se abre a un claro.En el claro se alza un gran granero, viejo y desgastado, pero todavía en pie. Hay tres pistas al aire libre, algunas con obstáculos, otras vacías. También hay un par de prados, y en algunos pastan algunos caballos. Abro la boca sorprendida mientras observo todo a mi alrededor. Beck me mira divertido, pero su expresión cambia rápidamente a una de sorpresa cuando empiezo a tironear de su mano hacia el granero.—¡Ey, tranquila, fiera ! —dice intentando detenerme.—¡Beck, vamos, vamos ! —me quejo, tirando de su mano otra vez.—Alguien está emocionada —dice Justin al pasar junto a Beck y entrar al granero. Hago un puchero y mir
24— Oh, princesa no eres tú, pero yo sí lo soy — responde él con un guiño.Se me cae la mandíbula.— ¡Beck ! ¡Eso no es justo ! Vamos, solo una vuelta rápida. Por favorcito.— No, lo siento, cariño, pero todavía te estás recuperando. Te lo compensaré, lo prometo — dice, besándome la frente.Acaba de terminar de ensillar a Atlas y ha tomado la cuerda de guía de mis manos. Caminamos hacia una pista al aire libre y vemos a Ryan parado a varios metros de un enorme Percherón, visiblemente nervioso. Beck abre la puerta de la pista y entra con Atlas. Morgan guía al Percherón detrás de Beck y Ryan lo sigue lentamente.Beck se monta en la silla con agilidad y se acomoda en el asiento.— Vamos Ryan, súbete — llama.Ryan traga saliva.— Eh… ¿Cómo se supone que hago eso ?— Pon un pie en el estribo y pasa la otra pierna al otro lado — dice Beck con una risa.Ryan mira al caballo con nerviosismo, pero obedece. Los otros chicos se apoyan contra la cerca de la pista, pero yo no. Me subo y me siento
25—¡Ryan, lo lograste ! ¡Eso estuvo realmente bien ! ¿Cómo te sientes ?—Increíble. Muchas gracias, Lex. Todavía estaría ahí parado sin tu ayuda.Se inclina y me da un beso en la mejilla. Escuchamos un gruñido, y Ryan se ríe. Beck trota hacia nosotros, acariciando el cuello de Atlas.—Buen trabajo, hermanito, pero las patas fuera de mi chica —dice, chocando los puños con Ryan.Ryan ríe y asiente, saliendo del círculo. Los chicos lo aplauden y le dan palmaditas en la espalda, todos giran para ver a Beck galopar unas vueltas más. Se mueve con tanta gracia y ligereza por el círculo. Toma una curva y detiene a Atlas junto a mí. Salta y se acerca.—Eso fue increíble, princesa. Gracias. No sabes cuánto significa para mí —murmura y besa mis labios.Me sonrojo y él continúa :—Vas a ser una gran Luna, ya lo puedo ver.Me sonrojo otra vez y paso mis brazos por su cuello. Se ríe y se inclina, besando mi sien. Pronto escuchamos las bromas de los chicos y Beck ríe.—Tengo una sorpresa para ti.L
CAPÍTULO 26Lexi— Ummm… ¿qué te parecen unos panqueques? — pregunto.— Perfecto. Hunter, muévete, tengo a una pequeña hambrienta aquí conmigo — dice Beck, rozando mis labios con un beso.— Sí, apúrate, Hunter, antes de que se me pase el apetito — murmura Carter.Los chicos empiezan a hablar de los asuntos de la manada y escuchamos a Hunter haciendo mucho ruido en la cocina. Acurrucada entre los brazos de Beck, apoyada contra su pecho, empiezo a adormecerme. El sonido amortiguado que viene de la cocina lo hace todo más fácil.— Princesa, despierta, el desayuno está listo — me susurra Beck al oído.Gimo.— Vamos, pequeña, puedes dormir después de comer.Suspiro y abro los ojos. Tomo el tenedor y empiezo a comer mi panqueque.— Bien hecho.— No están mal, Hunter — exclama Justin. — ¿Quién diría que tenías talento?— Idiota — responde Hunter sentándose a mi lado y al de Beck.Cuando me siento llena, dejo el tenedor. Beck me mira, una vez más con la ceja levantada.— ¿Y ahora?— Tres boca
27— Estos son los medicamentos que el Dr. Blake te receta. Tengo que ocuparme de algunos asuntos en mi oficina. Volveré en un rato para ver cómo estás.Me besa en la frente después de que trago la pastilla y me quita el vaso de las manos, colocándolo en la mesita de noche. Ya me estoy quedando dormida, así que sale de la habitación, cerrando la puerta suavemente. No pasa mucho tiempo antes de que un sueño profundo se apodere de mí.Punto de vista de Beck :La extraño. Solo está a unas puertas de distancia y apenas lleva dormida tres horas. Pero la extraño.Estoy ocupado revisando los archivos de los otros prisioneros que estuvieron con Lexi. Decido si podrían ser buenos miembros de la manada, si representan una amenaza o si merecen un juicio. Estoy leyendo el archivo de un chico de 17 años que podría ser un buen guerrero para la manada, cuando la puerta se abre.Will entra y se sienta en mi escritorio.— Beck, tenemos que decidir qué hacer con los guardias. Están poniéndose inquietos
28— Beck, por favor, por favor déjame en paz — susurra ella.— Lex, por favor déjame explicarte. Nunca quise que eso pasara. Todo esto es un gran malentendido — digo, apoyando mi cabeza contra la puerta. Mierda. Realmente la cagué. De repente, la puerta se abre de golpe debajo de mi cabeza, y una niña muy enojada aparece frente a mí.— Entonces. Dímelo. — dice, pronunciando cada palabra — Mírame a los ojos y dime que no acabo de verte con una rubia coqueta sentada en tus piernas, besándote. Dime, ¿eso fue o no fue lo que vi ?Bajo la cabeza.— Sí — susurro — Pero de verdad, Lexie, ella se me echó encima…— ¿La estabas alejando ?— Traté, pero…— ¿Trataste ? Beck, eres el maldito Alfa, si realmente hubieras querido, ¡podrías haberlo hecho !— Por favor, escúchame. ¡Te dije que ella no significa nada para mí ! ¡La odio ! ¡Solo te quiero a ti, bebé, todo pasó tan rápido que…— Ella tenía razón.— No, bebé, ¿de qué hablas ?— Tú nunca quisiste una pareja.— Alexia… no…— ¿Por qué me quer
CAPÍTULO 29Ella se despierta en medio de la noche, gritando. Sé que está teniendo una pesadilla. Tomo la botella de pastillas y voy hacia su puerta. No quiero nada más que abrazarla, pero sé que me va a rechazar.Camino hacia su cama y me quedo de pie junto a ella. Me quita la botella, saca una pastilla y la déjà sobre la mesita de noche, luego se da la vuelta. Está pálida y delgada. Tengo que arreglar esto, y pronto.Sé que tengo que arreglar esto. Le hablo por el vínculo mental a Will y le digo que venga a mi despacho.—¿Alpha ?—Will, la necesito de vuelta. Ella te escucha, te déjà entrar, te habla. ¿Puedes, por favor, decirle algo ?—Claro.Se va, y escucho un suave golpe en su puerta.—Lex, ¿podemos hablar ?Luego escucho cómo se cierra la puerta. Will es mi mejor amigo y no podría pedir un mejor beta. Veinte minutos después oigo :—Ok, se lo diré.Y la puerta se cierra. Will regresa a mi despacho.—Me escuchó. No dijo mucho. Pero pude ver que lo que decía le estaba llegando.—¿
**CAPÍTULO 30****************Punto de vista de Alexia :**Me incorporo rápidamente en la cama, mi corazón late con fuerza y el sudor recorre mi rostro. Respiro con dificultad y sé que ha sido una pesadilla. Coloco una mano fría en la parte posterior de mi cuello. Un fuerte trueno suena y doy un salto. Puedo escuchar la lluvia cayendo afuera y golpeando el techo. Empiezo a sentir mi cuerpo entrar en pánico y a hiperventilar. Nunca me han gustado las tormentas, me destruyen. Siempre he necesitado la compañía de alguien durante una tormenta.La última semana ha sido un infierno. Lo he extrañado día y noche. He llorado constantemente. He estado tomando pastillas para poder dormir y no sentir nada ni pensar en él. Me he mantenido alejada durante siete días, pero no sé cuánto más podré resistir.Necesito a Beck. Lo quiero. Quiero su calor y sus palabras reconfortantes. Siento las lágrimas caer por mi rostro. Deshago los enredos de mis piernas con el cobertor y me levanto de la cama. Me ac