Año 1500 D.C.

En medio de conflictos  internos y externos se encuentra el reinado de Italia al haber declarado la guerra al imperio Otomano. El cruel y despiadado sultán Sai Baba I en su ambición de poder y lujuria, enfrenta al rey Franco Baresi en una guerra legendaria. Ambos entran en conflicto por una hermosa mujer, la princesa Bianca que es la esposa del rey pero el sultán obsesionado con su hermosura, pierde la cabeza sacrificando a miles de soldados enviándolos a la guerra con el único fin de desterrar a Franco del reinado del Norte de Italia.

Palacio del sultán, Constantinopla

Era el flamante y nuevo palacio que recientemente los turcos habían construido en la ciudad de Constantinopla, como muestra de su conquista total sobre el Imperio Bizantino.

Ahí residía el archí-enemigo del rey Franco y el papa Alejandro VI, Sai Baba I el gran sultán que lo había conquistado todo. Hace algunos años atrás había sido aliado en la adolescencia de Franco y juntos participaron en algunas batallas, estudiaron filosofía griega y oriental, el hablar tres idiomas como el turco, griego y latín y seguir las enseñanzas de los libros sagrados del “Corán y la Biblia”.

Sai Baba I era de gran altura y muy imponente, su piel color canela, sus rostro emanaba arrogancia con su mirada que lo penetraba todo y con una barba que tenía un poco larga en su mentón. Casi siempre vestía una armadura color dorada con su espada de doble filo y un escudo que pesaba 40 kilos. Este sultán ostentaba un harén de 900 mujeres de lo mejor de todas las naciones conquistadas y con un ejército de 1.000.000 de hombres, haciendo de él el hombre más poderoso de aquella época.

Lo que él se propondría lo cumplía, sus caprichos, sus conquistas, sus imponentes construcciones, sus guerreros de élite, sus mujeres pero habían dos cosas que él no poseía aún: conquistar los territorios del reino Norte de Italia donde el rey Franco Baresi era el soberano, y el corazón y la virginidad de su hermosa prometida la princesa Bianca.

Él estará dispuesto a todo con tal de conquistar a la princesa, que alguna vez la conoció cuando Franco fue a su palacio y la presentó. Sai Baba quedó fascinado con la belleza, la delicadeza y la inteligencia de la princesa. Muchas noches el sultán en sus pensamientos la codiciaba.

— ¡Sultán Sai Baba I el rey Franco Baresi le ha declarado la guerra!, —Dijo uno de los generales con reverencia.

—Ya me lo esperaba, si Franco quiere la guerra ¡que así sea!— Dijo con furia y desagrado el sultán.

Cientos de tropas serían enviadas a las fronteras del norte de Italia, el hijo del sultán Murad I comandaría el ataque.

Castillo de Sant'Angelo, reino Norte de Italia

En el castillo Sant'Angelo el rey Franco Baresi alistaba a la mayoría de los ejércitos para enviarlos a las tierras turcas, su propósito era destruir a las tropas del sultán Sai Baba I antes que ellos invadan su reinado.

Conocido como el “Crucificador” debido a sus brutales formar de asesinar, todo aquel que osaba traicionarlo o invadir sus territorios, los crucificaba en el árido y desolado desierto de Accona. Esta técnica de la crucifixión, fue utilizada en tiempos antiguos por los emperadores romanos para castigar a los rebeldes, asesinos y delincuentes.

Franco Baresi tiene la nariz fina, fosas nasales medianas, un rostro blanquecino y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos cafés y bien abiertos; las cejas negras y espesas le daban aspecto ceñudo. Sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más imponente, era alto pero su cuerpo era robusto, sus cabellos color castaño y recogidos formando una pequeña cabellera, vestido con unos ropajes gris y negro debido a su pertenecía a la orden sagrada “Valvasoni”, un grupo de guerreros que defendían a la Iglesia Católica y las fronteras de Nápoles del ataque de los infieles, o sea los musulmanes que a la cabeza de los sultanes pretendían dominar el Sacro Imperio Romano.

—Rey Franco Baresi los ejércitos de caballería, arquería e infantería están listos para viajar a las fronteras del imperio Otomano. —Dijo sir Paolo Rossi mostrando su impecable actitud.

—Paolo Rossi he decidido ir a la guerra encabezando personalmente todo el ejército. —Contestó el rey con autoridad.

— ¡Mi señor! Es peligroso que se arriesgue confrontar a los turcos, si lo perdemos será el fin del nuestro reinado. —Exclamó Paolo con angustia.

—Estoy dispuesto ir a la guerra, nadie me detendrá ni siquiera mi prometida Bianca. Sai Baba constantemente ha amenazado en conquistar nuestras tierras. ¡No lo toleraré más! —Respondió Franco con firme autoridad.

Los ejércitos del rey esperaban por él para dirigirse a las fronteras del imperio Otomano, pero antes Franco hablaría unas últimas palabras con su prometida la princesa Bianca por el cual estaba perdidamente enamorado, pese a ser un guerrero sanguinario y temible, ella sacaba el lado bueno de su oscuro corazón. Bianca era la princesa más hermosa de todos los imperios de mundo, su belleza era tan codiciada por muchos príncipes y nobles que aún hasta el mismísimo sultán Otomano la pretendía.

Describir su hermosura es casi inenarrable pero voy a describirla tal como es: Es un poco alta para ser mujer, su rostro blanco que resaltaban con un colorido rosado en sus mejillas, sus ojos color azules, sus gruesos labios tan rojos como el carmesí, sus cabellos negros ondulados que llegaban hasta su cintura. Sus vestiduras blancas con una capa de color celeste con unos bordes rojos. Su mirada era de completa paz y mucha bondad.

—Amada mía, —dijo Franco mirándole a los ojos:

— ¿Estas segura que tu amor por mi será para siempre?

Ella con una voz de tristeza le respondió:

—Tú sabes mi dulce príncipe que siempre estaré contigo, aun después de atravesar los valles de las sombras de la muerte, mi alma se volverá a reencontrar con la tuya.

— ¿Por qué dices eso mi pequeña princesa? ¿A caso piensas que esos infieles de los musulmanes van a quitarme la vida? —La mirada del rey era de tristeza y a la vez de dulzura.