MARTINA
—¡Sueltame! ¡Dejame en paz!
Por más que trataba de quitármela de encima no podía, su fuerza era mayor a la mía y mi cuerpo no reaccionaba con normalidad. Sentía que estaba atada.
—Con que tú eras una de las que la quería muerta— su voz era escalofriante y fría. Sin duda se escuchaba como una voz que ya había escuchado antes.— ahora tú y tu patética familia van a pagarlas una a una por lo que le hicieron— mis brazos no reaccionaban. Estaba literalmente congelada.
—¡No!— senti un dolor agudo en mi cuello, llevo mis manos con dificultad y veo la sangre carmesí por mis manos.
—Esto es el comienzo— dijo y mire a mi alrededor varías sombras.— pronto sabrán de nosotras y tu hermano pagará muy caro por el daño que nos ha causado.
—¿Quién eres t…— mi visión se puso borrosa, mis fuerzas desvanecían a un punto que no supe nada.
—¿Martina? ¿Martina?— escuché la voz de alguien. Abrí los ojos poco a poco y mire a un doctor que tenía frente.— ¿estas bien?— me pregunta y trato de mover