— Nala, tienes que calmarte. Respira — A pesar de que Alondra intenta parecer tranquila, puedo sentir y oler su miedo, ¿desde cuándo estoy tan unida a ella? — Esperen, tiene que haber otra manera — Susurra.
— ¿Dónde diablos está esa ambulancia? — Pregunta Ónix acercándose a Arcas — Apenas respira — La preocupación en su voz es demasiado patente, mi hijo está muriendo y yo estoy sintiendo mucho dolor.
— ¡Lo tengo! — Exclama Alondra de improvisto y yo grito al sentir una fuerte punzada en el bajo vientre. — Arcas, debes sanarte a ti mismo — Le dice acercándose a él
— Alondra, no puedes pedirle eso, ni siquiera puede respirar — Objeta Ónix tocado el cabello completamente húmedo de nuestro hijo.
— A pesar de ser un h