Fabrizio
—¿Seguro que lo apruebas?
—¿Mi querida y el guerrero? —resopló Alaric.
—Ellos mismos.
—Claro que sí, ya te dije que Elías es un buen hombre —me contestó amargado. Era obvio que no le gustaba. La guerrera intentaba ocultar su felicidad. Creo que esperaba la afirmación de su rey, pero teníamos problemas más graves.
—Necesitamos debilitar a los humanos, ya vieron lo que podían hacer —decía el señor Giacomo en nuestra reunión. Me parecía un vampiro muy respetable, me había agradado desde la primera vez que lo vi en la ciudad. Con su ayuda, aparecieron más vampiros y clanes que habían sido convencidos por él.
—Los humanos pueden no haber logrado su cometido, pero mostraron su poderío y casi nos destruyeron —comento.
—Debe ser fácil destruirlos, son una especie débil. Yo digo que los acabemos cuanto antes —indicó alfa Rogelio con poca simpatía. Escuché a Xavier y Sebastián rugir. Esto tampoco me gustaba.
—Nuestras Lunas son humanas, y Margarita también. Siempre hemos luchado por