Fabrizio
—¿Qué sucede? —me pregunta Margarita.
Le había hecho un largo tour por el castillo y los alrededores. Esta semana la llevé al pueblo más cercano, a uno de los templos más allá. A las montañas para que viera las estrellas. Una cita tras otra, y rápidamente me di cuenta de que nunca me cansaría de estar con ella. Deseaba su presencia cada minuto del día y, por la noche, me quedaba suspirando, recordando todo lo que habíamos hecho. Ella había quedado agotada y, cuando volvimos a su habitación, no sé ni cómo terminé dormido, algo que jamás hago, en su cama… ella tan cerca. Pero ahora, un ruido me despertó.
—Creo que es el rey que ha vuelto — pero luego escucho chillidos de vampiros y sostengo a Margarita por los hombros.
—Mi flor, quédate aquí. No puedes a salir.
—Fabrizio...
—Volveré, te lo juro — cierro el seguro de la puerta. Al salir, veo a Rachel, ya armada, corriendo por los pasillos.
—Son vampiros —le digo. La guerrera suspira.
—Sabíamos que podía suceder, pero este era e