—Es verdad —confirmó—. Todo lo que dijo mi esposa es cierto, Lirio. Nunca te he amado; lo que sentí por ti fue más bien pena y agradecimiento, carente de un afecto profundo. Lo siento, pero era necesario que lo supieras. Nunca te miré de esa manera.
—No puedes estar hablando en serio... —pronunció L