La mansión continuaba sumida en el caos, con el persistente olor a sangre impregnando el aire. Sirvientes se apresuraban de un lado a otro, intentando limpiar los vestigios en las escaleras donde Lirio había caído momentos antes.
—Esa mujer la culpó de todo, Soledad. Dijo que Atenea la empujó de las