Martín, con el vaso suspendido en el aire, observaba atentamente a su compañero.
– Entonces, ¿de verdad crees que nunca podrás tener una relación seria a través de los medios de comunicación?
– Ni en un millón de años, Martín.
– Imaginemos que…
– Por favor, deja de imaginar, ¿de acuerdo?
Indefenso, Martín retiró lentamente el vaso de sus labios.
***
La noche era tranquila y pacífica, envuelta en un velo de misterio. La luna llena proyectaba su suave resplandor plateado, iluminando delicadamente el paisaje. Las estrellas brillaban intensamente en el cielo oscuro, proporcionando un espectáculo celestial cautivador. Los árboles proyectan sus sombras nítidas sobre el suelo, añadiendo un toque de elegancia a la atmósfera nocturna. Una ligera brisa soplaba suavemente, trayendo consigo el cautivador aroma de las flores nocturnas.
El tiempo pasó, mientras la ciudad dormía tranquilamente, a excepción de algunos noctámbulos.
En el corazón de esta noche silenciosa, Emma se sumergió en la creació