Durante el viaje, Dieu-Donné tenía la lengua pesada en la boca y no decía nada a nadie. Lo primero que dijo fue que estaba confundido. Entonces él estaba triste. Al final, se deprimió. El asiento en el que estaba sentado le ardía tanto que sudaba a pesar del aire frío que desprendía el aire acondicionado del vehículo. Recordando sus recuerdos, se vio en acción discutiendo un tema con su hermano menor.
"Dios mío", dijo primero el hermano menor, "¡no puedes abandonar a la joven así como así!" Su hermana me da miedo y si no sabes cómo hacerlo, esta chica podría fácilmente encerrarte en la cárcel. Cuando la oigo hablar, juro que le tengo miedo. Tengo demasiado miedo. Con lo que dice su hermana gemela, tal vez su matrimonio pueda realizarse.
- Lo lamento. Lamento mucho haber hecho esto. No sabía que mi romance con esta joven conduciría a algo lamentable. Entonces, estoy perdido. Ya no sé qué hacer.
– Bueno, tengo una solución.
—¿Cuál?, preguntó el soñador.
– Iré a ver a las dos jovencitas.