Capitulo 39.
Capitulo 39.
El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranja y malva, mientras Ada e Iván se acercaban hasta el jardín donde Lukyan solía encontrarse con Helena. La risa de la joven resonaba como una melodía lejana, y el pálido rostro de Ada se tornó aún más grave al escucharla. La imagen de Lukyan, con sus ojos brillantes y su sonrisa encantadora, contrastaba dolorosamente con el sufrimiento que crecía en su pecho.
Lukyan besaba y acariciaba dulcemente a Helena, mientras ella sentada sobre sus piernas disfrutaba de cada caricia que este le otorgaba. Helena al darse cuenta de que Ada estaba allí parada observando la escena indicó a Iván con señas que se acercaran.
Ivan no estaba dispuesto a desaprovechar esta oportunidad, por lo que cogió del brazo a Ada y la llevó hasta el lugar donde se encontraban su hermano y Helena.
Ada se quedó parada junto a la pareja y con la voz entrecortada se atrevió a dirigirse a Lukyan:
—¿Te acuerdas de mí? preguntó con su voz temblando