Capítulo 18.

Eva.

El teléfono suena un par de veces. No va a responder, no tiene mi número guardado en su identificador de llamadas y Eros no tiene cara de ser la clase de hombre que recibe llamadas de desconocidos. Estoy perdiendo mi tiempo, yo debería irme de aquí, buscar a Gigi debajo del jodido bar si es que tengo que hacerlo y salir de este endemoniado sitio, se supone que íbamos a reconectarnos con nuestro espíritu, pero yo con lo único que me he reconectado es con mi estupidez, si paso más tiempo aquí voy a terminar haciendo algo de lo que voy a arrepentirme probablemente por el resto de mi vida.

Voy a colgar, entre más escucho el tono del teléfono más comprendo que estoy perdiendo la poca dignidad que todavía me queda dentro del cuerpo, alejo el celular de mi oído y entonces escucho su voz ronca, gruesa y mandona.

–¿Quién es?

&

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