46. Unas pruebas reveladoras
Analía
Seis horas antes de que el caos irrumpiera sin desacato y la sangre se derramara.
Pudo haber sido un día cualquiera; sin embargo, desde un principio, supe que estaba muy lejos de serlo.
Esa mañana, no fui la primera en despertar. Luigi ya lo había hecho con anterioridad y me topé con él un segundo antes de que desapareciera por una puerta.
Ambos fruncimos el ceño al vernos. Él con una taza de café y un libro de crecimiento personal en la mano. Yo con unas ansias locas por un sorbo de bebida caliente.
A diferencia del resto de la temporada, ese día amenazaba con un torrencial de agua digno de quebrarle los huesos a cualquiera.
El joven esbirro echó un vistazo a su reloj. No hizo falta que me lo dijera, yo ya sabía que apenas eran las cuatro de la mañana.
— ¿Madrugas? —pregunté, acompañándole a donde sea que se dirigía.
—Hago turno —se encogió de hombros y bebió un sorbo de su café—. Hoy me tocan las cabinas de cámaras de seguridad.
De repente, me atravesó un escalofrío. Tragué s