"Te tengo", murmuré, lamiendo con fuerza su clítoris. Se hinchó aún más contra mi lengua mientras ella saturaba mi cara con su deseo. Gritó pero se sometió completamente a mí, cayendo floja contra la puerta.
Me ha encantado.
Me encantaba lo caliente que ardía para mí.
Le agarré el culo y me levanté