Hola, amor – se acercó la chica, llevaba puesto un vestido azul marino, Manuel ayudo a sentarse a Mariana, que lo saludo con un beso en los labios- ¿ya tienes hambre? - pregunto ella con curiosidad; el hombre saludo a la chica con aprensión.
No, no tengo hambre aun, pero podemos tomar algo, mientras me da, pero si tú ya tienes hambre, podemos comer- Samaniego hablo con cautela- porque sé que tienes algunas cosas que decirme.&