Realmente Eda Every había aprovechado mi tiempo con ella y como había dicho Jareth, su madre me había presentado a al menos cincuenta personas y yo ya no podía más. Con mis pies llenos de ampollas, busco una silla para recuperar el aliento que la energética Eda Every me había robado.
—Cariño, ¿estas bien? — Pregunta Eda y yo intento levantarme, pero, el solo recordar cuanto duelen mis pies, me impiden levantarme.—Me duelen los pies, creo que los zapatos nuevos me han causado heridas— susurro y de inmediato, Jareth Every aparece como si se hubiese enterado de que iba a morir y si no aparecía, no me vería con vida.—¿Qué te sucedió? — pregunta Jareth y antes de siquiera decirle algo, ya está Jareth tomando mi pie con cuidado.Mis pies estaban rojos y de inmediato, el hombre que estaba reprimiendo a las personas con su mirada