— ¡Llama a emergencias! — grito la joven comenzando a desesperarse.
Entonces volteo a la pequeña boca arriba, la recargó en su muslo manteniendo un equilibrio que jamás pensó que poseía, y apoyo su pequeña cabeza, para luego colocar dos dedos en la mitad del esternón, justo por debajo de las tetilla