— Mi hijo no está en peligro y ustedes tampoco, lo juro Cielo, mientras estes conmigo nada le sucederá. — porque estarás conmigo por siempre, se dijo, pero no lo diría en voz alta, al menos por ahora.
— Aun luego de todo lo que te he contado ¿no me echaras de tu lado? — pregunto incrédula.
— Jamás,