— ¡Basta! — la voz de Mateo era la mezcla del terror y el enfado exacta, no sabía cómo detener a su sobrino e hijo, dos de los mejores asesinos que existían, aunque por suerte, Gabriel se detuvo sin problema.
— No puedo creer que pensaras que estaba por hacerle algo a la cucaracha que tienes de herm