94. Mentirosa
LOGAN
Cid me lleva en sus brazos, el frío de la noche es débil ante su calor. Las lágrimas me recorren por las mejillas de una manera impresionante y de vez en cuando mi cuerpo tiene pequeños espasmos. Todo está mal, me siento fatal, pero estar en los brazos de Cid me hace sentir segura.
Con la vista nublada logro notar que estamos cerca de su camioneta, la cual abre con destreza y con mucho cuidado se sienta conmigo en los brazos. Agradezco que no me aleje de él, aunque sé que ahora mismo debe de estar preguntándose porque no le he dicho que tenía novio.
—¿Quieres quedarte aquí?— pregunta en voz baja. Yo asiento sin decir nada, la boca la tengo sellada, temo que si digo algo voy a berrear como una niña tonta.
Sin decir nada más, Cid se acomoda y enciende la camioneta conmigo en su regazo. Salimos del estacionamiento y es lo último que se, pues al cerrar los ojos caigo rendida.
Despierto con dolor de cabeza, pero sobre algo que se mueve. Abro los ojos para darme cuenta de que mi alm