Pasaron los días.
Skyler y Maya visitaban a Chris en el hospital todos los días, quedándose hasta bien entrada la noche antes de regresar a casa.
Kendricks y algunos miembros de la SA también fueron a ver a Chris, pero nunca se quedaban mucho tiempo, siempre ocupados con asuntos urgentes en su base secreta.
Una tarde, como parte de su rutina diaria, Skyler fue a visitar a Chris. Después de hablar con el médico, se dirigió directamente a su habitación.
Justo cuando abrió la puerta y entró, se encontró con un par de ojos grises familiares que la miraban fijamente. Se le cortó la respiración. Sorprendida y abrumada, se acercó al dueño de aquellos ojos que creyó no volver a ver jamás.
—Hola, muñeca —dijo Chris débilmente, notando su expresión atónita.
Esa voz… la que pensó que nunca volvería a escuchar.
—Ch… Chris —susurró Skyler, con las lágrimas nublando su vista.
—Ven aquí —murmuró él, con la voz tenue, como si cada palabra le costara la poca fuerza que le quedaba.
Skyler corrió a su l